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En nuestra historia ha habido un solo intento de asesinato contra Carlos Delgado Chalbaud, el 13 de noviembre de 1950, en una quinta del municipio de Las Mercedes; y luego el complot contra Rómulo Betancourt el 24 de junio de 1960 que afortunadamente fracasó. Luego, el 4 de febrero de 1992, durante el intento de golpe de Estado liderado por Hugo Chávez, el palacio de Miraflores y el palacio presidencial La Casona fueron bombardeados con la intención de asesinar al presidente Carlos Andrés Pérez.
El breve relato estuvo a cargo del profesor Pedro Pablo Alcántara, excongresista, historiador y analista político, en referencia a las palabras que el titular del Ejecutivo Nacional y sus seguidores las ha repetido en repetidas ocasiones a lo largo de los últimos diez años.
Maduro en el acto final de su partido al explicar que por qué no convocó a grandes reuniones públicas durante su campaña electoral fue porque tenía miedo de ser atacado y, por eso, prefirió realizar visitas sorpresa a varios puntos de los estados, según él mismo confesión, con especial vigilancia.
Alcántara señaló que mencionar este tema es oportuno porque los medios oficiales siguen repitiendo irresponsablemente lo que ha dicho Maduro, esta no es la primera vez que habla de ser atacado, porque ese tipo de discurso es una forma de llamar la atención. Siguiendo el modelo de Fidel Castro, a quien las agencias de seguridad cubanas informaron que, hasta el día en que murió en su propia cama, intentaron matarlo 368 veces, estableciendo un récord Guinness. Hugo Chávez no fue menos competitivo al acusar que, durante los 14 años que fue presidente, intentaron asesinarlo 63 veces.
Desde 2013, año en que asumió la presidencia tras la muerte de Chávez, Maduro, los ministros de su gabinete e incluso el ministro de Justicia han anunciado planes para atacar la existencia de su sucesor Chávez, señalando a expresidentes de otros países como conspiradores y con mayor determinación. Colombia y Estados Unidos, el embajador de esta potencia en Colombia, la derecha norteamericana, así como los militares, están acusados de narcotráfico, sicariato y, por supuesto, líderes de la oposición, especialmente Julio Borges, Leopoldo López, Antonio Ledezma. y María Corina Machado.
Sin embargo, como en el caso de Castro y Chávez, no pasa de simples palabras sin recibir ningún crédito, porque además de los drones haciendo ruido y asustando a las filas militares se asustaron y corrieron como locos, dejando atrás un espacio despejado. ocuparon la parada realizada la tarde del 4 de agosto frente a Maduro y éste le achacó “la crueldad asesina de la oligarquía colombiana” y al entonces presidente Santos, no pasó nada de nada.
«Hay que tener claro que en Venezuela no hay inclinación por los asesinatos políticos»
El profesor Alcántara afirmó que debe quedar claro que en Venezuela no hay inclinación por los asesinatos políticos. Afirmar lo contrario es irresponsable, porque la resolución de conflictos mediante el asesinato de líderes no existe como parte del comportamiento sociopolítico histórico de los venezolanos.
«La verdad real es que Maduro ha perdido, por sus fallidas políticas económicas y sociales, el respeto del pueblo venezolano y por tanto de quienes en algún momento creyeron que el elegido de Chávez como presidente podía sustituirlo con la ventaja de «los beneficios de los ingresos petroleros». no han sido los mismos desde 2013 en adelante.»
“En nuestro país queremos una solución electoral democrática, pacífica y constitucional en la que el pueblo venezolano pueda expresar libremente sus opiniones y decidir sobre el futuro.
Por supuesto, nada de esto conviene a los deseos de Maduro, en el sentido de convertirse en un gobernante permanente sin un trabajo reconocido”, añadió.
Señaló que Maduro “debe hablar de este tema y contribuir a reconocer la historia de Venezuela, llamando más bien a una solución electoral y pacífica. Abandonar el tremendismo porque el tremendismo no ayuda, al contrario lo elimina.
«Quienes conocemos al pueblo venezolano sabemos que el ánimo en Venezuela no es violento sino conciliador para encontrar una solución a la grave crisis entre todo el pueblo. El jefe de Gobierno, en lugar de hablar de asesinos, lo que tiene que hacer es comprobar que existen y a través del Ministerio de Obras Públicas realizar las investigaciones correspondientes y solicitar a este organismo que presente a los sospechosos a los que se refirió Maduro. Lo que el presidente debe presentar al pueblo venezolano es un escenario que evite cualquier situación de violencia basada en la lamentable historia contra los ciudadanos, ocurrida en Venezuela desde el 4 de febrero de 1992”, enfatizó Alcántara.
Al referirse al asesinato de Delgado Chalbaud por el que fueron imputados Rafael Simón Urbina, Domingo Urbina, Carlos Mijares y Pedro Antonio Díaz, Añcántara explicó que ese fatídico día, los imputados y 16 personas más impidieron el paso del auto en el que viajaba el presidente. . Comité de Gobierno, se cruzó con un coche que se dice que chocó y secuestró al presidente.
El objetivo era chantajear al jefe de gobierno por no haber cumplido su promesa de devolver bienes a Rafael Simón Urbina, quien había sido gobernante de Falcón en el gobierno de Eleazar López Contreras. Los bienes de Urbina fueron confiscados por el Tribunal de Responsabilidad Civil y Administrativa, que funcionaba antes del golpe militar.
Cuando Delgado Chalbaud fue secuestrado, lo llevaron a una quinta, propiedad de Antonio Aranguren, amigo del padre de Rafael Simón Urbina, en el barrio caraqueño de Las Mercedes, y en una lucha por preservar la guardia presidencial, Domingo Urbina resultó herido en el cuerpo. piernas, tras lo cual los secuestradores mataron al presidente de la Junta de Gobierno.
Según el testimonio de todos los historiadores de la época, así como de los organismos de justicia penal y del Ministerio de Obras Públicas, los secuestradores no tenían como objetivo destruir al presidente. Sin embargo, lo cierto es que se trató de un asesinato.
En el caso del ataque a Betancourt, fue llevado a cabo por un gobernante extranjero, el entonces presidente Rafael Leónidas Trujillo, alias Chapita, de la República Dominicana.
Y el 4 de febrero hubo un asesinato comprobado por documentos descubiertos en manos de Clever Ramírez Orellana.
En este sentido, cabe recordar que el llamamiento a todas las personas que apoyaron el golpe militar de Chávez fue dirigido a Miraflores:; Sin embargo, no lo hicieron para anunciar la rendición de Carlos Andrés Pérez.
No vinieron a exigir su renuncia ni su rendición, pero atacaron el palacio de Miraflores y también el palacio presidencial, La Casona, en un aparente complot para cometer un magnicidio.
Ese esfuerzo fracasó, gracias a la valentía de los oficiales y soldados en el objetivo elegido por los golpistas, y por supuesto, hay que darle crédito a la señora Blanca de Pérez, quien valientemente protegió La Casona, atendió a los heridos y protegió a sus nietos, hecho que se puede comprobar porque en ese momento hubo testigos, concluyó su testimonio el profesor Alcántara.
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