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Según la Encuesta de Condiciones de Vida de la Universidad de Población de Venezuela (Enobu 2023), el cierre continuo de las cafeterías universitarias desde 2018 ha creado emergencia alimentaria sin precedentes en las instituciones de educación superior del país.
El estudio reveló datos alarmantes: el 96% de los estudiantes de universidades públicas No cuenta con servicio de comedor. Esta situación obliga a los estudiantes a recurrir a alimentos procesados de baja calidad, como el famoso “combo callejero”, que provoca graves desequilibrios nutricionales. Además, el 32% de los docentes y el 21% de los estudiantes dijeron comió menos de tres veces todos los días en 2023.
La situación es aún más grave en el sur de Venezuela, donde se ubica más de un tercio de los estudiantes universitarios. (30,4%) enfrentan inseguridad alimentaria. Esta zona del país se ha convertido en el epicentro de la crisis alimentaria en el sector universitario venezolano.
Las consecuencias de esta condición son muchas y afectan tanto a la salud física como mental de estudiantes y profesores. La desnutrición, el cansancio y la dificultad para concentrarse son algunas de las consecuencias más directas de esta crisis. Además, la falta de acceso a alimentos nutritivos limita el desarrollo intelectual y el rendimiento académico de los estudiantes.
Enobu 2023 también reveló la desigualdad social expresada a través de los hábitos alimentarios de los estudiantes universitarios. Los estudiantes de las universidades públicas, la mayoría de los cuales provienen de los sectores más vulnerables de la sociedad, son los más afectados por la crisis alimentaria.
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