La violencia armada es una enfermedad crónica en los Estados Unidos (EEUU). Con su interacción con la cultura de las armas, los derechos individuales, los grupos de interés y la política partidista, ha plagado durante mucho tiempo a la sociedad estadounidense, y violado gravemente el derecho a la vida de las personas, dejando una mancha indeleble en el historial de derechos humanos del país.
A través de hechos y cifras, este informe de la Agencia Xinhua arroja luz sobre el alarmante estado de la violencia armada en los Estados Unidos y las causas políticas y sociales de este problema arraigado.
El aumento de la violencia armada en los Estados Unidos
La violencia armada es uno de los problemas sociales más agudos en los Estados Unidos, con ramificaciones no solo para las víctimas y sus familias, sino también para toda la sociedad y el país. Además de las bajas causadas y la amenaza a la seguridad pública, también ha resultado en enormes pérdidas económicas, y ha pasado a ser un trauma social para la nación.
Estados Unidos es el país con más armas de fuego en poder de civiles. Con menos del 5 % de la población mundial, representa el 46 % de la propiedad civil mundial de armas.
Según las estimaciones de Small Arms Survey en Suiza, el arsenal mundial de armas de fuego en poder de civiles ha aumentado de 650 millones en 2006 a 857 millones en 2017, en gran parte atribuible a cifras crecientes en EEUU.
En 2017, alrededor de 393,3 millones de armas eran de propiedad privada en Estados Unidos en un momento en que su población era inferior a 326,5 millones. Esto equivale a 120,5 armas de fuego por cada 100 personas. El segundo país clasificado fue Yemen, devastado por la guerra, con 52,8 armas por cada 100 habitantes.
Si bien Estados Unidos ocupa el primer lugar en el mundo en términos de posesión individual de armas y número de armas per cápita, solo se registran alrededor de 1,07 millones de armas civiles, lo que indica que la gran mayoría de las armas de fuego propiedad de civiles no se registran ni cuentan.
Auge de compra de armas
Un estudio reciente de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) revela que Estados Unidos se encuentra en medio de un auge masivo de compra de armas que no muestra signos de disminuir.
De 2000 a 2020, la producción anual de armas de fuego en el país casi se triplicó, especialmente en los últimos tres años. Desde 2020, la pandemia de COVID-19 ha traído más problemas sociales. El movimiento «Black Lives Matter (BLM)» provocó una serie de saqueos y disturbios, lo que agravó la inseguridad social. Como resultado, aumentó la demanda de pistolas semiautomáticas para autoprotección y las ventas de armas se dispararon a un ritmo récord.
Según la Fundación Nacional de Deportes de Tiro de EEUU (NSSF), el país realizó 21 millones de verificaciones de antecedentes para compras de armas en 202. Esto representa un aumento del 60 % desde 2019 y un récord que supera el anterior establecido en 2016 por 5,3 millones.
La posesión repentina de armas por primera vez por parte de millones de estadounidenses inevitablemente ha dado lugar a considerables amenazas a la seguridad.
La propiedad individual de una gran cantidad de armas ha desencadenado una violencia incesante, poniendo en mayor riesgo a la seguridad social en los Estados Unidos. Como señalaron algunos académicos estadounidenses, las muertes relacionadas con armas de fuego en los Estados Unidos en una semana pueden superar las de toda Europa occidental en un año.
En medio de la pandemia de Covid-19, la tasa de homicidios con armas de fuego en los Estados Unidos alcanzó su nivel más alto desde 1994. Según una encuesta del Giffords Law Center, 32 de las 50 ciudades más grandes del país fueron testigos de un importante aumento en los homicidios con armas de fuego en 2021.
Por su parte, Guardian informó en octubre de 2021 que cada 16 horas, una mujer recibía un disparo mortal de su pareja en los Estados Unidos. Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU, de 2018 a 2021, la proliferación de armas de fuego no solo provocó un aumento en los homicidios en todo el país, sino que también provocó más suicidios de personas con enfermedades mentales.
Por otra parte, de acuerdo a Gun Violence Archive (GVA), las víctimas relacionadas con armas aumentaron a 85 584 en 2021 desde 34 231 en 2014. Entre los casi 95 000 homicidios entre 2015 y 2019, alrededor del 74 % se cometieron con armas de fuego. En 2020, las muertes relacionadas con armas de fuego llegaron a 45.222, un promedio de 124 por día.
Las lesiones por armas de fuego son una de las cinco principales causas de muerte entre las personas de 1 a 44 años en EEUU.
Tiroteos masivos
Los últimos años han sido testigos de frecuentes tiroteos masivos en los Estados Unidos, causando un número alarmante de víctimas. Según los estándares estadounidenses, un tiroteo masivo se define como un incidente de violencia armada en el que cuatro o más personas resultan heridas o muertas, sin incluir al sospechoso o al pistolero.
De acuerdo a los datos de GVA, tanto los tiroteos masivos como las muertes en los Estados Unidos se han cuadriplicado desde 2013. Hubo 417 tiroteos masivos en el país en 2019, 611 en 2020 y 692 en 2021. En 2022, se informaron 213 tiroteos masivos en 34 estados y la capital Washington, D.C. a finales de mayo, con 242 muertos y 912 heridos, un aumento del 50 % con respecto al mismo período de 2017 y un aumento del 150 % con respecto al mismo período de 2013.
El 4 de julio de 2022, Día de la Independencia de los Estados Unidos, un hombre blanco de 21 años disparó más de 50 tiros desde una azotea en un desfile en Highland Park, un suburbio al norte de Chicago, matando al menos a siete personas e hiriendo a más de 30. El 21 y 23 de enero de 2023, ocurrieron tiroteos trágicos en Monterey Park del condado de Los Ángeles, California y Half Moon Bay en el norte de California, que causaron la muerte de 17 personas e hirieron a 11.
Estados Unidos ha atestiguado constantes tiroteos masivos en escuelas por muchos años, causando un grave trauma a la sociedad estadounidense.
El tiroteo masivo en la Escuela Secundaria Columbine en Colorado en abril de 1999 mató a 13 personas y dejó más de 20 heridos. En abril de 2007, el tiroteo en Virginia Tech resultó en la muerte de 32 estudiantes y profesores.
Los datos de GVA muestran que, durante la última década, se produjeron 27 tiroteos masivos en escuelas en los Estados Unidos.
Entre los tiroteos más mortíferos están: diciembre de 2012, Connecticut, tiroteo en la escuela primaria Sandy Hook, 26 muertos, incluidos 20 niños de seis a siete años; Octubre de 2015, Roseburg, Oregón, tiroteo en Umpqua Community College, 10 muertos; Febrero de 2018, Parkland, Florida, tiroteo en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, 17 muertos (14 estudiantes y 3 miembros de la facultad) y 17 heridos; Mayo de 2018, tiroteo en Houston, Santa Fe High School, 10 muertos. En mayo de 2022, un hombre armado de 18 años ingresó a la Escuela Primaria Robb en Uvalde, Texas, y mató a 21 personas, incluidos 19 niños. Este último incidente fue el tiroteo escolar número 27 en Estados Unidos en 2022. También fue uno de los peores de los últimos años.
Violencia armada y pérdidas económicas
La violencia armada también inflige enormes pérdidas económicas.
Según Brady, una organización que aboga por el control de armas, la violencia armada le cuesta a la economía estadounidense al menos 229 mil millones de dólares cada año.
En mayo de 2022, tras el tiroteo en la escuela primaria Robb en el condado de Uvalde, Texas, más de 200 directores ejecutivos firmaron conjuntamente una carta instando al Senado de los EEUU a tomar medidas inmediatas para abordar la violencia armada. En la carta, se afirmó que «la violencia armada les cuesta a los contribuyentes, empleadores y comunidades estadounidenses la asombrosa cantidad de 280 mil millones de dólares estadounidenses por año».
La violencia armada también ha afectado la vida cotidiana del pueblo estadounidense. Una encuesta realizada por la Escuela de Políticas Públicas Harris de la Universidad de Chicago y el Centro Associated Press-NORC para la Investigación de Asuntos Públicos encontró que el 21% de los adultos estadounidenses han experimentado violencia armada en la que sus familiares, amigos o ellos mismos han sido amenazados con un arma o han sido víctimas de un tiroteo. Hasta el 54 % de los estadounidenses negros e hispanos dicen que han tenido una experiencia similar.
The Associated Press informó de una encuesta realizada por la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), que muestra que un tercio de los adultos estadounidenses sienten que no pueden ir a ningún lado sin preocuparse por ser víctimas de un tiroteo masivo, y casi un cuarto de ellos admite que han cambiado su comportamiento por el temor a los tiroteos masivos.
Control de armas: una batalla cuesta arriba en los EEUU
Desde finales del siglo XIX, los gobiernos estatales y locales de EEUU han hecho varios intentos de introducir legislación sobre el control de armas, pero todos esos esfuerzos terminaron siendo largos en palabras pero cortos en acción, o fracasaron. No se ha hecho ningún progreso real en el control de armas.
La segunda enmienda a la Constitución de los Estados Unidos establece el derecho de las personas a poseer y portar armas. En los últimos años, a medida que los temas relacionados con las armas se han vuelto cada vez más prominentes, los defensores de las armas y del control se han involucrado en acalorados debates sobre la interpretación de la segunda enmienda. Las organizaciones que apoyan el derecho a portar armas afirman que los derechos individuales no deben modificarse arbitrariamente y que el control de armas es ilegal.
En tanto, las organizaciones que apoyan el control de armas argumentan que la segunda enmienda establece un derecho colectivo, en lugar de un derecho individual a poseer armas, y que el gobierno tiene derecho a controlar las armas. Dichos debates han resultado en esfuerzos estancados en la legislación de control de armas, y los fallos de la Corte Suprema basados en la segunda enmienda a menudo no están a favor del control de armas.
En los Estados Unidos, existe una disparidad significativa en el control de armas de un estado a otro, y los esfuerzos legislativos relevantes a nivel federal suelen ser lentos, inconsistentes y contradictorios. En 1927, una ley aprobada por el Congreso prohibió el envío por correo de armas de fuego como pistolas y revólveres a individuos, pero no prohibió la entrega de tales armas de fuego a través de empresas de entrega privadas. Bajo esta ley, las personas pueden comprar armas a través de las fronteras estatales.
En 1968, la Ley de Control de Armas aprobada por el Congreso no incluyó requisitos de registro y licencia para todas las armas de fuego y sus portadores, ni prohibió la importación de componentes de armas de fuego. En 1969, el poder de cabildeo de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) de EEUU impulsó al Congreso a renunciar al requisito de registro de la información de los compradores por parte de los vendedores de cartuchos de escopeta y rifle.
En 1986, la Ley de Protección de Propietarios de Armas de Fuego firmada por el presidente Ronald Reagan facilitó la venta de armas de fuego a personas sin licencia. También permitió la venta de armas de fuego en ferias de armas y prohibió el establecimiento de cualquier sistema integral de registro de armas de fuego.
En 2005, el Congreso aprobó la Ley de Protección del Comercio Legal de Armas, que protege a los fabricantes de armas de fuego de la responsabilidad civil por delitos cometidos con sus productos. Los grupos a favor de las armas también han utilizado la legislación y los tribunales federales para resistir los esfuerzos de control de armas.
En junio de 2008, la Corte Suprema de los Estados Unidos falló 5-4 en el caso District of Columbia v. Heller. Con este fallo, el Distrito de Columbia levantó la prohibición de las armas de fuego y permitió que las personas las tuvieran en casa. El juez Antonin Scalia, quien presidió el caso, señaló que la segunda enmienda protege el derecho de una persona a tener y portar armas de fuego, y que la prohibición del Distrito de Columbia sobre la posesión de armas de fuego en el hogar viola ese derecho. El fallo de la Corte Suprema y su opinión sobre este caso han afectado directamente la legislación de control de armas en los Estados Unidos.
En 2012, tras un tiroteo masivo en la escuela primaria Sandy Hook, los senadores Joe Manchin y Patrick Toomey redactaron un proyecto de ley de compromiso para ampliar las verificaciones de antecedentes de los compradores de armas. El proyecto de ley no alcanzó los 60 votos necesarios para avanzar y, por lo tanto, fue derrotado. En la década siguiente, todos los esfuerzos del Congreso por aprobar proyectos de ley para mejorar los controles de antecedentes de los compradores de armas terminaron en fracaso.
En marzo de 2021, la Cámara aprobó la «Ley de verificación de antecedentes bipartidista de 2021», que requiere verificación de antecedentes en todas las ventas de armas. En mayo de 2022, dos tiroteos masivos en Buffalo, Nueva York y Uvalde, Texas provocaron cientos de manifestaciones contra la violencia armada y resurgieron los llamados al control de armas. El Senado y la Cámara adoptaron una nueva legislación de control de armas, solo después de que los demócratas debilitaran significativamente las medidas de control. Al mismo tiempo, sin embargo, la Corte Suprema emitió un fallo anulando la ley de 1911 del estado de Nueva York que restringe el porte de un arma de fuego oculta en público. Esto socavó directamente la capacidad de los gobiernos estatales y locales para controlar las armas de fuego en Nueva York, California, Hawái, Maryland, Massachusetts y Nueva Jersey, entre otros.
Debido a la dificultad del Congreso para actuar sobre el control de armas, la administración de los EEUU solo podía regular ciertos tipos de armas de fuego y modificaciones de armas de fuego a través de órdenes ejecutivas presidenciales. En junio de 2022, el Congreso aprobó un proyecto de ley relacionado con las armas llamado Ley bipartidista de comunidades más seguras. Según una encuesta de Pew, la mayoría de las personas no son optimistas sobre el efecto del proyecto de ley en la reducción de la violencia armada en los Estados Unidos. El 68 % piensa que hará poco, y de éstos el 36 % piensa que no hará nada en absoluto.
El público estadounidense está profundamente dividido sobre el control de armas. Las encuestas de opinión pública de los últimos años han demostrado que las mujeres, los residentes urbanos, los no nativos, las personas de tendencia liberal y los que no poseen armas son más propensos a apoyar el control de armas, mientras que los hombres, los residentes rurales, los estadounidenses nativos, los conservadores políticos, los cazadores y los dueños de armas se oponen. La brecha entre la postura de los estadounidenses sobre el control de armas todavía se está ampliando.
La violencia armada deja al descubierto el declive de la capacidad de gobierno de EEUU
Ante un sistema político en el que los diferentes bandos se reprimen entre sí, un ecosistema político cada vez más polarizado, grupos de interés generalizados y una discriminación racial imposible de erradicar, el control de armas en los Estados Unidos está estancado y la prohibición total de las armas es, en efecto, una misión imposible.
La forma en que se diseña y opera el sistema político de EEUU constituye la causa raíz del ineficaz control de armas. La intensidad del control de armas varía entre los diferentes estados, lo que hace que sea cada vez más difícil regular las armas y hacer cumplir la ley interestatal. Everytown for Gun Safety, un grupo de control de armas, comparó las políticas de armas en todo el país, calificando a cada estado según la solidez de sus leyes de armas y comparándolas con la ocurrencia de violencia armada. Se encontró una correlación positiva entre el control ineficaz de armas y la tasa de violencia armada. Ocho estados, incluidos California y Hawaii, con leyes de armas comparativamente bien establecidas registraron índices de violencia con armas de fuego relativamente bajos, mientras que los 13 estados con el control de armas más débil, incluidos Texas, Alaska y Missouri, tienen casi tres veces más muertes por armas de fuego que los ocho estados antes mencionados.
Las posiciones de demócratas y republicanos sobre el control de armas se están polarizando cada vez más. En 1968, la Cámara votó 305-118 y el Senado 70-17 para aprobar la Ley de Control de Armas. Desde entonces, las dos partes han sido cada vez más divergentes sobre el control de armas. Los republicanos siempre han apoyado la posesión de armas, mientras que los demócratas han apoyado inequívocamente el control de armas. Dado el panorama político polarizado de los EEUU en la actualidad, es aún más difícil para cualquiera de las partes llegar a un compromiso. The New York Times informó que desde el tiroteo masivo en Sandy Hook, a pesar del impulso demócrata por el control de armas, 14 estados controlados por republicanos han tomado el camino opuesto, aprobando leyes que permiten a sus ciudadanos portar armas sin ningún proceso de licencia. The Washington Post informó que en los últimos años, el Partido Republicano ha publicado una gran cantidad de fotografías y videos que contienen armas en periódicos, vallas publicitarias y redes sociales para atraer a los votantes que se oponen al control de armas con fines de campaña.
El cabildeo de los grupos de interés es rampante. La política de grupos y la política electoral en los Estados Unidos han proporcionado canales legalizados para que los grupos armados lleven a cabo políticas monetarias e influyan en la postura de los miembros del Congreso sobre las armas. Según las estadísticas de OpenSecrets, de 1990 a 2022 los grupos de propietarios de armas contribuyeron con 69,3 millones de dólares a los candidatos federales y estatales, mientras que los grupos de control de armas contribuyeron con 51,6 millones de dólares. De 1998 a 2022, los grupos de propietarios de armas gastaron 190,4 millones de dólares en cabildeo, mientras que los grupos de control de armas gastaron 28,9 millones de dólares. En el 117º Congreso, 262 miembros han sido patrocinados por la NRA, entre los cuales 19 han acumulado cada uno más de 1 millón de dólares. La gran mayoría de ellos son republicanos. Mientras tanto, la NRA ha gastado generosamente contra los legisladores a favor del control de armas. Los cinco legisladores a quienes la asociación ha pagado millones de dólares para oponerse son demócratas.
La violencia armada se ve exacerbada por problemas sociales de larga data en los Estados Unidos, como la desigualdad social y las tensiones raciales. Las investigaciones muestran que los negros tienen muchas más probabilidades de encontrarse con un asesinato con armas que los blancos, y la mitad de todas las víctimas de asesinatos con armas son negros. En 2010, 14,6 de cada 100.000 negros fueron asesinados, frente a 1,9 de blancos. Según una investigación de los CDC, entre 2019 y 2020, los homicidios con armas de fuego en todo el país aumentaron de 14 392 a 19 350, con una tasa de ocurrencia de 4,6 a 6,1 por cada 100.000 personas, un aumento del 34,6 %. De las 90.498 muertes relacionadas con armas en 2020 y 2021, 38 796 fueron asesinatos, de los cuales casi 21.000 involucraron a jóvenes negros.
Conclusión
El derecho a la vida es el mayor derecho humano. La Declaración de Independencia comienza con la afirmación de que la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad son derechos inalienables.
Un disparo tras otro han hecho añicos el Sueño Americano de que todos los hombres están dotados de los derechos inalienables a la vida y la libertad, y llevan a la gente a reflexionar profundamente sobre dónde están realmente los derechos humanos al estilo estadounidense.
Algunos políticos han tratado durante mucho tiempo con indiferencia el derecho a la vida del pueblo estadounidense. Frente a la creciente proliferación de armas, no han hecho más que debates vacíos y prolongados, mientras señalan con el dedo las condiciones de derechos humanos de otros países.
El deber más importante que deben cumplir es enfrentar y abordar sus propios problemas, y permitir que el pueblo estadounidense disfrute de una verdadera libertad del miedo a la violencia armada.
Informe especial publicado por la Agenia Xinhua