El fervor popular ya no es el mismo de antes porque los fracasos golpean como ganchos en el hígado de un boxeador de peso pesado, Mike Tyson, en su mejor momento. Pero en el fondo de las esperanzas aún vive la creencia en una hazaña pospuesta durante décadas, y que esta semana ha renacido, aunque esté empañada por las dudas sobre el tamaño de los actores: ¿están los actuales en armonía para asumir tal empresa? ?
Todo es, sin rehuir el compromiso, un nuevo comienzo, como el título de una película española de los años 80 y ganadora del Oscar a la Mejor Película de Lengua Extranjera. En la cinta, el hombre regresa a su tierra natal en busca de sentimientos perdidos, y así ocurre con la selección. Ya no está ese Juan Arango para liderar el plantel, ni José Manuel Rey para ordenar la línea defensiva, ni Renny Vega para no dejar pasar un balón por el arco venezolano; La gente mira la alineación de jugadores para ver quién puede llenar el vacío, pero no pueden encontrarlos. Se habló de «jugadores prometedores», como Alejandro Marqués, por poner un ejemplo, que intentó consolidar su fútbol con los más experimentados, pero todo parece haber acabado en un amor no correspondido.
Entonces se levanta como el tipo que va a destruir a sus compañeros, Salomón Rondón. Miembro de la última generación, la de las glorias de la época de Richard Páez y César Faria, aún conserva la pátina de antigüedad que le confiere responsabilidad. No estarás solo. Con Yeferson Soteldo recuperándose de sus vaivenes con Santos, y el surgimiento de Josef Martínez en Estados Unidos y Darwin Machis en España, el grupo de los Bombarderos tiene mucho que ofrecer, con Rómulo Otero, Yangel Herrera, Jefferson Savarino y Tomás. Rincón mirando la espalda de los suyos desde las emboscadas en los campos del juego. Mucho dependerá de que las cosas se cumplan como se desea, de que Fernando Batista, entrenador del seleccionado, salga a la luz de la operación colectiva.
Y para echar más leña al fuego de la ilusión, esta vez seis sudamericanos se clasificarán para el mundial en carretera que los llevará directamente a Estados Unidos, Canadá y México, y uno más en virtud del repechaje. Siete de cada diez, tal oportunidad no se puede desaprovechar, Dios mío, y Venezuela debe sumarse a la lucha para lograr una conquista que con el paso de los años se ha convertido en una quimera…
Vencer a Colombia en Barranquilla, como lo fue en su día con Arango como autor del gol mientras el capitán se hacía cargo de la vanguardia de la escuadra Vinotinto, sería el anfitrión. En el último Mundial, las derrotas de los colombianos y de inmediato ante Paraguay en casa marcaron un camino que resultó irreversible, caótico, desesperado y que dictó el inicio de la carrera, con aires de malos augurios. Pero derrotar a uno de los dos esta vez, al menos, levantaría los corazones y al verdadero anfitrión.
Los que ya no están…
No se puede negar que la clasificación de los futbolistas venezolanos ha perdido categoría. Quienes sonaban duros en Alemania, Francia, Italia, España, Rusia e Inglaterra y que jugaron en ligas importantes de Europa ya no están; El grupo desató en la afición ilusiones fundadas y crecientes.
“¡Cómo se han desarrollado los jugadores criollos!”, repetían los aficionados en cada rincón del país, pensando que todo era jugar y cantar, porque pensaban que ya estaba todo hecho.
Sólo entonces, como en esta época, vuelan también las demás expresiones. Nadie duerme en el fútbol internacional, en sus métodos y sistemas, y Sudamérica está ligada al concepto de renovación.
Por eso vemos nuevos jugadores con poco nombre en los juegos, pero que se abren paso entre la densa maleza de una competencia feroz.