Venezuela es un país millonario en cuanto a patrimonio. Aquí, desde que existen los pueblos, abundan las prácticas, expresiones, conocimientos y técnicas transmitidas por las comunidades de generación en generación.
Las tradiciones orales, las artes escénicas, las prácticas sociales, los rituales, los eventos festivos, los saberes y prácticas relacionados con la naturaleza y el universo, o los saberes y habilidades para producir artesanías tradicionales, son comunes en estas tierras. Por ello, ya son ocho las manifestaciones criollas que forman parte de las listas representativas del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
Hasta el momento son ocho las prácticas que han sido salvaguardadas por la Unesco desde 1993.
El primero de nuestros eventos inscrito en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad fue, en 2012, el de Los Diablos Danzantes de Venezuela, practicado en diversas comunidades del litoral el noveno jueves posterior al Jueves Santo.
Un año después, en 2013, fichó por La Parranda de San Pedro, que se realiza en Guarenas y Guatire cada 29 de junio.
Como tradición que requiere urgentes medidas de salvaguardia, la tradición oral mapoyo y sus referentes simbólicos ingresaron a las listas en 2014, que constituyen la memoria colectiva de esta ciudad del estado Bolívar, sustentada por sus integrantes más antiguos.
En 2015 se reconocieron los conocimientos y técnicas tradicionales relacionados con el cultivo y procesamiento de la curagua, práctica en el municipio de Aguasay, en el estado Monagas, de la cual se extraen e hilan fibras para la elaboración de artesanías.
También se incluyen el Carnaval de El Callao, que se celebra en el estado Bolívar; Las canciones de trabajo del Llano (que se interpretan en distintas regiones del país), que ingresaron a las listas en 2017; seguido en 2019 por el Programa Biocultural de la Palma Santísima de Venezuela y en 2021 por las Fiestas de San Juan Bautista.
Recientemente se presentó el expediente del joropo, seguido del expediente de la yuca (junto con Cuba, República Dominicana, Honduras, Haití y Honduras). Se espera la aplicación de la arepa.
Salvaguardar la riqueza viva
La creciente globalización es una amenaza constante para la diversidad cultural. Por ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha actualizado, en las últimas décadas, el concepto de patrimonio cultural. Y, como no se agota en los monumentos y colecciones de objetos, sino que incluye tradiciones vivas o expresiones heredadas de nuestros antepasados transmitidas a nuestros descendientes, en 2003 la Unesco puso en práctica la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.
Persigue el respeto por el patrimonio de las comunidades y los individuos, la conciencia a nivel local, nacional e internacional sobre la importancia de ese patrimonio y su reconocimiento, así como la cooperación y asistencia internacional.