Se puede optar por ver el vaso medio vacío o medio lleno en la situación que atraviesa el Caracas de Fernando Aristeguieta en el torneo Clausura. Por un lado, está claro que la reciente derrota 1-2 ante Monagas aumentó las complicaciones para que el conjunto capitalino se ubique entre los ocho primeros de la segunda fase del torneo Clausura.
También les dejó sólo seis puntos de ventaja sobre Zamora en la tabla acumulada del año en el segundo partido para evitar el descenso. Parecía inconcebible que una institución deportiva acostumbrada a celebrar títulos a lo largo de su exitosa historia se planteara sacar la calculadora. Pero es la realidad trágica y manifiesta la que ofrece el vacío medio vacío.
Desde esa perspectiva, si Caracas continúa su descenso en las cuatro fechas restantes ante Inter de Barinas, Metropolitanos, UCV y Carabobo, podría terminar en Segunda División, lo que conduciría a una cruel paradoja. El «Colorado» Aristeguieta, una de las figuras más queridas e idolatradas de la afición capitalina en su época como delantero, sería tildado a fuego ardiente como el técnico que no pudo evitar el terrible hundimiento.
Pero el vaso medio lleno ofrece una visión más alentadora. Pese al revés del sábado, Caracas mostró largos pasajes de claridad, controlando el balón con la nueva sociedad formada en el medio del campo gracias a la precisión de los pases de Juanpi Añor, los cambios de ritmo brindados por Miguel Vegas y el desborde del mexicano Daniel Aguilar. por fuera para generar superioridad numérica en la banda izquierda y arriesgar situaciones que Caracas no supo aprovechar. La gran actuación del portero argentino de Monagas, Brian Olivera, e incluso el infortunio de estrellar tres disparos al palo impidieron un resultado favorable para Brígido Iriarte.
Para un equipo que había vivido los partidos de manera insípida, jugando lejos de la portería rival, sin conexiones en el medio campo y muy pocas veces entrando en territorio enemigo con verdadero peligro, la nueva actuación que mostró el Caracas con la incorporación de Juanpi en el centro del campo, la inteligencia para distribuir el balón y sus finos golpes en acciones a balón parado. El que más se beneficiará de esta dinámica más focalizada en el mediocampo será el «General» Pernía, que venía padeciendo una absoluta soledad en ataque y ahora tendrá quien le escriba en el área pequeña.
El margen de error es nulo, y en la próxima visita al Inter en Barinas, la vinculación de las líneas ofensivas debe dar el salto final requerido: aprovechar cada oportunidad y marcar los goles que tanto se han pedido para meterse en la eliminatoria. próximo. ronda en el campeonato.