Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez fueron pioneros de lo que se llamó arte cinético. Ambos nacieron en 1923 en Venezuela, y se trasladaron muy jóvenes a París. La capital francesa fue decisiva en el desarrollo de estos dos artistas, que trabajaron de maneras diferentes. Jesús Soto (1923 – 2005) se especializó en el movimiento, la tridimensionalidad, en ocasiones con obras que el espectador puede pasar, sus famosos «Penetrables». Carlos Cruz-Diez (1923 – 2019), por su parte, era un apasionado del color, considerándolo una situación efímera y en constante cambio.
Ambos son referentes internacionales de una corriente que considera la obra de arte como una experiencia que construye con el espectador.
«Soto y Cruz-Diez son artistas que han desarrollado lo que hoy llamamos una estética del espectador. En otras palabras, sus obras invitan al público a participar en la existencia misma de la obra. No con botones o palancas, sino revelando el hecho de que el más mínimo movimiento o cambio de perspectiva del espectador produce una vibración, una mutación constante», explicó Matthieu Poirier, especialista en arte cinético.
El cinetismo es un arte de inestabilidad e ilusión óptica que hoy bate récords en el mercado.
«El arte cinético nació en los años 1950. Pero desde hace unos 15 años, ha habido un auge en el interés del mercado, de los museos y del público. Porque el arte cinético se ha inscrito en la continuidad de la abstracción y por eso muchos artistas que nacieron en Los años 70 y 80 han reivindicado esta corriente, desarrollándola aún más: Esto es muy importante porque un artista se vuelve histórico en el sentido de que influye en las generaciones siguientes». concluyó Poirier.
En París, muchas galerías, museos e instituciones exhiben obras de cinéticos y otros artistas venezolanos. Entre ellos, la Fundación Cherqui, dirigida por Mathias Chetrit, resguarda una importante colección de obras de esta corriente.
«La posibilidad que tiene el espectador de participar, de interactuar con la obra, es muy grata para el público, niños y adultos. Es como un juego y al mismo tiempo, una experiencia visual muy poderosa. Para nuestra fundación, tenemos una Obra de gran formato de Soto, realizada con 600 varillas de metal de colores. Es una obra que atrapa al público, aunque para algunos puede resultar desestabilizadora. La cinética fueron verdaderos precursores, que comprendieron la importancia de la interacción, seis décadas antes de la aparición de las redes sociales…! Hoy, coleccionistas y museos de todo el mundo están buscando estas obras”, afirmó Chetrit.
El centenario de la cinética Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez se celebrará en Francia y Venezuela con diversas exposiciones y conferencias.
RFI