Como ocurre con muchas cosas, las citas del Día de la Madre son mejores que las de hoy. El Día del Padre es un premio de consolación. Las únicas ventajas de los hombres sobre las mujeres…: No necesitamos dar a luz y podemos orinar de pie.
¿Por qué te quejas de que tus hijos aman más a su madre que a ti, si tú también amaste más a tu madre? Papá llevó el dinero a casa y mamá lo usó. Nunca me expliqué por qué amaba más a mi madre.
Sólo hay un Padre, a menos que sea San Diego, una ciudad que ha tenido cientos de Padres desde 1969, cuando fundaron el equipo.
En San Diego, todos los días del año es el Día del Padre.
Sospecho que llaman padres a los sacerdotes. «El mejor regalo no viene envuelto en papel de colores, porque viene del corazón.» Las madres se lo merecen todo. Pero es imposible que sean madres sin padres.
Los restaurantes y floristerías creen que los padres deberían exigir igualdad.
Antes de que existiera la Semana de la Madre y del Padre, ¿cuándo se regalaban?
Todo padre irresponsable debería tener inyectadas en el cerebro estas cinco letras…: cond-ó-n.
Muy fácil olvidar el Día del Padre. Nadie olvida el Día de la Madre. Todo el mundo tiene un padre, incluso aquellos que no tienen madre.
Es injusto que en vez de insultar a uno insulten a nuestra madre y nunca a nuestro padre.
Vale, «sólo hay una madre». Pero nadie ha empezado a decírselo a los padres.
Cada madre y padre que abandona a un niño merece ser abandonado por el Papa Dios.
Hay 573 cantos de alabanza a la madre en todos los idiomas del mundo. Y sólo hay una canción dedicada a su padre, titulada «Mi Viejo». Muchas gracias Piero (música), muchas gracias José Tcherkaski (letra). “Mi viejo es un buen compañero/ que camina solo y espera/, tiene una tristeza larga/, de tanto caminar/. Lo miro desde lejos/, pero somos tan diferentes/; Es que creció con el siglo/, con los tranvías y el vino tinto/… Viejo, mi viejo querido/, ahora camina despacio/, como perdonando al viento/. Yo soy tu sangre, mi viejo/; Soy tu silencio y tu tiempo/…
Tiene buenos ojos/ y figura pesada/, la edad le ha superado/, sin carnaval ni tropa/.
Yo tengo los años nuevos/ y el hombre, los años viejos/; el dolor se lleva dentro/ y tiene una historia sin tiempo/… Viejo, mi viejo querido/, ahora camina despacio/, como perdonando al viento/. Yo soy tu sangre, mi viejo/; Soy tu silencio y tu tiempo/. Yo soy tu sangre, mi viejo/; Soy tu silencio y tu tiempo/.
Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso a un lector como tú.
El post de la Semana del Padre; Sí, ¿y qué? se publicó por primera vez en Leader in Sports.