Esta columna la escribimos días antes, cuando la salida de Salomón Rondón de River Plate ya era un hecho. Según el delantero, el motivo es completamente personal: «Mi familia no se acostumbró a la vida en Argentina». Al fin y al cabo, un futbolista es un ser humano como cualquier otro, como el que escribe y como el que lee, y no sorprende que ese sea el motivo de la salida del astro venezolano.
Con actuaciones que han pasado del delirio de las gradas al abismo del olvido, Rondón ha pasado por la liga argentina sin éxito en el sentido más alto. Tuvo días de éxitos y elogios, con goles decisivos, pero atormentado por el mal que muchas veces aqueja a los tiradores, cayó en las trampas de la sequía, esa pelota que no entra, los palos que se me cruzan en el camino, hoy no lo hice. golpea uno, no jodas…
España, Rusia, Inglaterra, China, de vuelta a la Isla Inglesa. El atacante debe pensar en paisajes tan triunfantes en estos días de despedida de Buenos Aires. Porque aunque no llegó a lo más alto del fútbol, a ser una auténtica estrella en el sentido más puro del término, Salomón ha sido un futbolista trascendente. Pero ha sido goleador allá donde ha ido, y eso no hay discusión.
Y por esa fama de probador de redes llegó a Buenos Aires, al aristocrático River Plate, y allí se consagró como una auténtica promesa del equipo que se alista para pelear por lo mejor, por todos los títulos en 2024. Sabemos claro que no si el club de la camiseta blanca con la franja roja cruzada en el pecho no contó con él para la hazaña del año que viene, pero le creeremos a Rondón.
A sus 34 años sabe que no puede dar pasos en falso porque se le acaba el tiempo, que Argentina era un campo maravilloso para ratificar sus dotes para el fútbol, pero ya vemos, ahora esperó…
A la espera de un contrato favorable, que podría ser el último de su admirable carrera. Hay voces desde Ecuador y México que lo quieren, y el jugador aún está a tiempo de exigir al menos dos años de contrato.
Mientras tanto, la Vinotinto sigue esperando; Ha sido su antorcha y su luz incluso en los días más difíciles, y más ahora, cuando se vislumbra en el horizonte la posibilidad, gran posibilidad, de ir al WC. Ir ahora a Ecuador y México, y entrar al Mundial de 2026, sería coronar a uno de los mejores jugadores que ha producido el país en todos los tiempos; Sería un infierno conseguir «Las minas del Rey Salomón» con todos sus méritos.
Te veo allí.