Sería necesario clonar para el fútbol venezolano las condiciones técnicas y humanas de un gran goleador y mejor persona como Richard Blanco, un delantero formidable que a sus 42 años sigue vigente.
La longevidad de «Avioncito» no es producto de un deseo de extender su carrera más allá de sus posibilidades. Su condición física recuerda a otros prodigios venezolanos que demostraron su talento en las canchas de su país durante muchos años hasta que decidieron colgar las botas, más por agotamiento mental que por falta de energía, como fue el caso de los defensores David McIntosh, Luis Vallenilla. Pacheco, Franco Rizzi y el tirador Juan García.
La consecución de los objetivos profesionales número 200 y 201 no podría haber tenido un mejor escenario. Salió del banquillo para revitalizar el ataque del Portuguesa ante los dos rivales más encumbrados y ganadores del fútbol nacional.
Primero, vacunó al Caracas FC de Leo González para lograr una histórica victoria (0-1), la primera de Penta como visitante ante Ávila Reds; y el viernes repitió dosis ante el vigente campeón Deportivo Táchira para salvar el empate con un tiro penal al final del enfrentamiento en el Brígido Iriarte.
Lo que más eleva la trayectoria de «Avioncito» es que la mayoría de sus objetivos en el país los cumplió al entrar en su tercera década de vida, regresando al país luego de su paso por O’Higgins en Chile para convertirse en una de las leyendas del Ataque Mineros donde marcó más de la mitad de sus goles.
Pasan los años, pero la ambición de Guaireño de sacudir las redes sigue inalterable. Aún hoy es el delantero que más corre, el que más presiona para ser el primer defensor y el que nunca esconde ofrecerse a sus compañeros como la opción más posible para llegar al área rival con la vía más directa.
No sorprende que Portuguesa en su regreso a la Copa Libertadores, luego de una ausencia de 40 años, buscara insistentemente al «Avioncito» para intentar lastimar a Palestino en el primer partido de la serie que favoreció 1-2 a los chilenos en Brígido Iriarte.
Penta cometió el error de atacar repetidamente con el juego directo de balones largos, lo que permitió a Richard Blanco despejar con una de sus estocadas características. Control del balón, cambio de velocidad para batir a su marcador en el duelo individual y luego definir con un soberbio disparo de bota derecha fina.
Nadie duda de la capacidad de remate de Guaireño, pero para el partido de vuelta en Chile, el técnico Jesús Ortiz tendrá que cambiar su planteamiento para intentar darle la vuelta al marcador y lograr la hazaña de regresar como invitado.
Penta necesita a Blanco, pero el delantero también requiere que en lugar de gastar energía persiguiendo balones hacia algún lugar del campo, sus pases lleguen al pie o al espacio libre, como ocurrió en el partido contra el Caracas, para dar la sorpresa y soltar el pase. . a la web.
Es imposible predecir si esta será la última temporada del «Avioncito» en el fútbol nacional. Su retirada ha sido anunciada en cosechas anteriores, pero siempre hay un motivo adicional que anima al delantero a seguir adelante.
Este año su objetivo era marcar el gol número 200, lo que le situaba junto a Juan García y Rafael Castellín en la exclusiva lista de delanteros venezolanos que han alcanzado el doble centenar de goles. Pero también apunta a devolverle al Penta el prestigio internacional que gozó en la década de los setenta del siglo pasado, cuando se convirtió en el único equipo venezolano en llegar a una final de la Copa Libertadores, en el antiguo formato de grupo.
La motivación y el destacado espíritu de lucha de Richard Blanco serán el principal combustible de Penta para hacer historia el martes y tomar vuelo en Rancagua.
Tres tiradores que marcaron época, pero sin peso en la Vinotinto
Juan García, Rafael Castellín y Richard Blanco comparten la suerte de que sus brillantes actuaciones en los clubes del país no pudieron llevarlos a la selección nacional de fútbol. El delantero guyanés, máximo goleador de la historia del fútbol nacional con 308 goles en su carrera, anotó apenas 7 goles en 48 partidos con la Vinotinto.
«Huracán» Castellín, que anotó 203 goles en primera división, marcó sólo cinco con la selección, y Blanco fue autor de dos goles en 13 partidos con la selección, uno que le ganó 2-3 a Honduras en un amistoso en el Estadio Olímpico de San Pedro Sula en 2015, baja; y el segundo en octubre del mismo año en la derrota 4-2 ante Bolivia en La Paz por la tercera fecha de las Eliminatorias al Mundial de Rusia 2018, en ambos casos con Noel Sanvicente como director técnico.
García y Castellín jugaron en la época de la Cenicienta venezolana, antes del boom de la Vinotinto de Richard Páez, y Blanco no contó para los entrenadores que pasaron al banquillo tras la tumultuosa salida de Sanvicente de la selección.
La academia cometió errores ingenuos que la tienen contra las cuerdas
El entusiasmo que despertó la Academia Puerto Cabello en la Copa Libertadores, tras eliminar a Defensor Sporting en la primera ronda de eliminación directa de la Copa Libertadores, se fue por el caño en el duelo en el que perdió 0-2 ante Nacional de Montevideo en el estadio Misael Delgado. .
Las ventajas que ofreció el conjunto sanvicente en el primer partido de la serie, cometiendo errores imperdonables para jugadores experimentados, fueron demoledoras.
El penal cometido en falta en un tiro libre del colombiano Jimmy Congo, abrió el brazo para detener el balón, cuando se sabe que las nuevas reglas y el ojo de águila del VAR están ahí para el penalti despiadado.
Ese regalo del primer tiempo y la expulsión de Richard Celis en el mediocampo, que recibió dos tarjetas amarillas en seis minutos, sentenciaron al conjunto bonaerense que, con diez en cancha y dos goles en contra, se le hacía cuesta arriba. En el partido de vuelta, Sanvicente tiene que arriesgar más desde el inicio y ante el mal desempeño del holandés Okitokandjo, llega el momento de que Luifer Hernández tome el relevo.