“Papa Dios: Cuídame de las redes antisociales”… Pacomio.
Pregunta de la semana: El prospecto de los Orioles, Jackson Holliday, fue descartado debido a un error de bateo, pero ha mejorado en Norfolk, Virginia, con Triple A Tides. ¿Cuáles son sus números ahora?
La respuesta: 120 hits, 275 de promedio, cuatro jonrones, 16 carreras impulsadas, tres bases robadas en tres intentos. No es sorprendente, pero es muy bueno para alguien que sólo bateó .059 en 34 turnos al bate en las Grandes Ligas. ¡Amanecerá y veremos!
¿Hacia dónde se dirige esta generación? Tradicionalmente hablamos con orgullo de las generaciones del siglo XX, intelectuales, inventores, científicos y deportistas de cada país. Pero las redes sociales no existían, más bien eran antisociales, porque promueven y desarrollan la delincuencia.
En Jacksonville, aquí en Florida, el lanzador Austin Dean Maddox, de 33 años, que jugó para los Medias Rojas, aparece entre otros 26 acusados de pedofilia, detenidos en una operación policial de cinco días, titulada «Valiant Knights».
Estos jóvenes, todos mayores de edad, regentaban redes antisociales para captar a jóvenes de entre 14 y 17 años, cuyas vidas eran miserables, convertirlas en sus amantes durante unos días y luego abandonarlas.
Esto fue publicado por Scott Butler en el «Jacksonville Florida Times-Union». Se necesitaron seis policías para arrestar a Maddox, porque el hombre se resistió y golpeó a cualquiera uniformado que se le acercara.
Los ordenadores de los 27 detenidos en Jacksonville fueron incautados y en todos ellos se encontraron imágenes y audios de pedófilos, en referencia a sus campañas para convencer a las chicas de que los siguieran.
Pero lo más grave es que existen noticias similares desde cientos de lugares del mundo, como Singapur, Madagascar, Italia, Grecia, Argentina, Nicaragua, Venezuela, México, Colombia.
¡¿Qué clase de gente, qué clase de mundo dejaremos para el futuro?!
Y hoy en día la mayoría de los padres, cuando se les pregunta por qué sus hijas son libres de manejar sus dispositivos informáticos durante horas y horas sin supervisión, responden: «Eso es lo que todos hacen, por eso no podemos evitarlo».
Pero el peligro, la mala vida, gracias a ese monstruo sin leyes, sin control, amenaza no sólo a las chicas jóvenes, los chicos también son víctimas de esa actividad televisiva y del potente sonido que penetra en nuestras casas como «Pedro por su casa» o como el Papa por la Plaza de San Pedro, lo que les lleva al narcotráfico.
Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso a un lector como tú.