La quiebra o cierre del Silicon Valley Bank (SVB) el pasado 10 de marzo ha sido una de las noticias de mayor impacto financiero en Estados Unidos y buena parte del mundo, haciendo recordar las crisis de 1929 y 2008, que dividieron la historia de la banca y los valores en Estados Unidos en un antes y un después, solo que el “antes” al parecer no sirvió de lección para evitar la debacle.
Expertos coinciden en que lo que le ocurrió al Silicon Valley Bank es que después de años de abundancia de liquidez y tipos de interés muy bajos, en 2022 empezó a subir la inflación.
La respuesta de los bancos centrales ha sido subir los tipos de interés y endurecer la política monetaria.
Esta decisión propició que los inversionistas tuvieran menos dinero para sus empresas. Por otra parte, al subir los tipos de interés cayó el valor de la deuda pública que se había emitido anteriormente, puesto que pagaba unos intereses mucho menores.
Esto provocó dos consecuencias en el Silicon Valley Bank: los clientes empezaron a reducir sus depósitos (16 mil millones en 2022) y el valor de las inversiones en deuda pública empezó a generar pérdidas.
En 2023, los intereses han seguido subiendo, los clientes han seguido retirando depósitos y el banco ha tenido que liquidar bonos con fuertes pérdidas (mil 800 millones de dólares). Al informar de las pérdidas, muchos clientes se atemorizaron y aumentaron las retiradas de depósitos.
El banco intentó una ampliación de capital (2 mil 250 millones de dólares), pero los mercados le dieron la espalda.
El 9 de marzo, las acciones del banco perdieron un 60% y el 10 de marzo, otro 60% adicional. Inmediatamente, las autoridades bancarias intervinieron el banco.
El mismo día, las acciones de los bancos en todo el mundo caían un promedio del 10% y las principales bolsas de valores de los mercados europeos también comenzaron a sentir desequilibrios en el flujo de inversionistas.
Si bien el Gobierno de Estados Unidos, a través del presidente Joe Biden, conjuntamente con el Departamento del Tesoro aseguró que los depositantes tenían garantizado su dinero, es probable que haya problemas en algún banco más que haya arriesgado demasiado en deuda pública, en criptomonedas u otros activos de riesgo.
En síntesis, la quiebra del Silicon Valley Bank fue por culpa de la inflación que ha subido los tipos de interés y ha endurecido la política monetaria.
Como previamente el banco había invertido en deuda pública, y la tuvo que liquidar cuando los clientes empezaron a retirar depósitos, registró importantes pérdidas y problemas de liquidez.
Efecto búmeran
El 8 de marzo, el Silicon Valley Bank emitió un comunicado de prensa en el que informaba que estaba tratando de conseguir liquidez.
Pero el anuncio tuvo el efecto contrario cuando las acciones del banco se desplomaron y se produjo una corrida contra la institución y precipitó el cierre.
Eso, a su vez, creó un efecto dominó que llevó al presidente Joe Biden a asegurar que el sistema bancario es seguro, creó nerviosismo en Wall Street y estimuló las investigaciones del Departamento de Justicia y la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC).
La página digital especializada en temas financieros Axios calificó la situación de la manera siguiente: “Un acto destinado a apuntalar su balance hizo exactamente lo contrario, porque el banco no explicó sus acciones a los clientes, que ya estaban recelosos por el cierre del Silvergate Bank apenas unos días antes”.
Forbes Argentina, otro portal especializado en economía, expuso que “Permanecer callado ante una crisis no es una opción recomendable. Cuanto más tiempo se abstengan los líderes empresariales de compartir información sobre una crisis, más probable será que se los acuse de intentar encubrir la situación o de evitar hablar de una situación embarazosa”.
Responsabilidad de Donald Trump
Cabe destacar que algunos economistas sindican como culpable de este colapso a una ley aprobada durante Trump, en 2018, llamada Ley de Crecimiento Económico, Alivio Regulatorio y Protección del Consumidor, que tuvo un fuerte apoyo de republicanos y demócratas. Esta ley fue incorporada a la ley federal de los Estados Unidos por el presidente Donald Trump el 24 de mayo de 2018.
El proyecto de ley suaviza las regulaciones impuestas por Dodd-Frank después de la crisis financiera de 2007-2008 al elevar el umbral a 250 mil millones dólares de los 50 mil millones previos, bajo el cual los bancos se consideran demasiado importantes para el sistema financiero como para permitir que quiebren.
Dicha ley, afirma el medio The Intercept, contó con una campaña a favor del propio Greg Becker, presidente de SVB, quien pidió con este instrumento al Congreso levantar algunas de las regulaciones bancarias que se tomaron tras la crisis de 2008, “dado el perfil de bajo riesgo de nuestras actividades”, dijo Becker ese año.
Reacción en Cadena
Este colapso también trajo consigo otras consecuencias: El 13 de marzo, el Signature Bank (SB) también se declara en quiebra al registrarse el llamado “efecto dominó”, igual que el First Republic Bank.
El principal negocio del SB, el inmobiliario, no fue la razón que le llevó al colapso. Los motivos fueron sus devaluadas inversiones de los últimos años en criptomonedas y el arrastre sufrido por la quiebra dos días antes de Silicon Valley Bank, entidad especializada en financiar a la industria tecnológica.
Su desaparición constituye la tercera mayor quiebra de un banco en la historia de Estados Unidos y el cierre de un importante grifo de liquidez para el sector inmobiliario de la ciudad de Nueva York.
Del otro lado del océano también se han registrado desbalances en distintas instituciones durante la semana en curso, en especial en las bolsas de valores y el poderoso Credit Suisse.
Las acciones de Credit Suisse perdieron este viernes alrededor de un 10% de su valor en la Bolsa de Zúrich, y las dudas sobre la estabilidad del banco regresan al mercado de valores suizo, tras los grandes altibajos de las dos jornadas anteriores.
La acción del segundo mayor banco de Suiza vuelve a situarse por debajo de la barrera psicológica de los dos francos suizos y ahora se sitúa en torno a 1,8, después de haber llegado el miércoles a un mínimo histórico de 1,5 francos.
El banco, que perdió un 24% de su valor en bolsa el miércoles, pero recuperó un 19% el jueves, tras anunciarse que recibiría ayuda financiera por parte del Banco Nacional Suizo (central), abrió la jornada del viernes en positivo, pero volvió a las pérdidas a los pocos minutos.
Entre tanto, en la bolsa de Wall Street de Nueva York los futuros también operaron en rojo, con una caída del Dow Jones de 0,50%; de 0,52% del S&P y de 0,11% del Nasdaq.
El miércoles 15 de marzo fue el día más crítico para las bolsas europeas: la bolsa de Londres cerró en -3,83%, la bolsa de Madrid fue la que tuvo el peor descenso con 4,37%, mientras que la de Milán tuvo una baja de 4,61% y la de Frankfurt (-3,27%).
La voz de Joseph Stiglitz
El premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, culpó a la rápida subida de tipos de la Reserva Federal estadounidense de la quiebra del Silicon Valley Bank, que, a su juicio, es una muestra de que su política “ha fracasado”.
Stiglitz consideró “inevitable” la crisis bancaria que se ha abierto con el colapso de SVB.
“Lo que ha ocurrido es el resultado de lo que ha hecho el presidente de la Reserva Federal”, expresó en referencia a los sucesivos aumentos de tipos de interés para atajar la inflación desde hace un año.
Explicó que el banco californiano había crecido mucho gracias al tirón del negocio digital y su error fue colocar los abundantes depósitos que obtenía de sus clientes en títulos de deuda de Estados Unidos, pensando que la economía se mantendría estable y que ese era un producto seguro y rentable.
“Es un fracaso clásico de la gestión de la cartera de inversiones que en realidad no tiene nada que ver directamente con el negocio digital”, añadió el también expresidente del Banco Mundial entre 1997 y 2000.
También acusó al sistema de supervisión bancaria de EEUU por no haber advertido de los problemas a los que se podía enfrentar, que en este caso no era un problema de préstamos, sino de falta de correspondencia entre el activo y el pasivo de la entidad.
Depósitos no asegurados
El economista venezolano Francisco Rodríguez, exdirector de la Oficina de Asesoría Económica y Financiera de la Asamblea Nacional (AN) entre 2000 y 2004, afirmó que el colapso del SVB se debió a que tenía una cantidad de depósitos no asegurados de grandes empresas de tecnología.
“En Estados Unidos hay un sistema que asegura a todos los depositantes de hasta 250 mil dólares, pero estos depósitos no estaban asegurados porque el banco decidió invertirlos en bonos de largo plazo ilíquidos y muy sensible en los cambios de la tasa de interés”, explicó al respecto.
Reflexiones y recomendaciones
Edmundo Lizarzaburu, profesor de la Universidad peruana ESAN, afirma que la crisis de SVB y Signature Bank deja como lección a las entidades financieras identificar cuál es su potencial de diversificación para colocar sus recursos y también para captarlos. “El sector real, las empresas públicas y privadas, deben evaluar sus fuentes de financiamiento y la diversificación. Es fundamental tener siempre alternativas que permitan cambiar potenciales contracciones en fuentes de financiamiento o líneas de crédito”.
Kevin Rose, periodista especializado en banca y finanzas del New York Times recomendó a los bancos constituirse en una entidad financiera con clientes que tengan una capacidad para financiarse que fluctúe cuando las tasas de interés estén en alza, no invertir sus depósitos en bonos a largo plazo que perderán su valor si las tasas de interés se elevan.
Ignacio Zorzoli, director de Finanzas del Centro de Estudios Económicos Argentina XXI, expuso que la Reserva Federal de EEUU debe sanear los balances de los bancos recomprando los bonos del tesoro a valor nominal y a la vez resguardando los depósitos de los ahorristas.
En conclusión, la falta de un control adecuado de la Reserva Federal, la falta de información real a los clientes, la inflación y el alza en las tasas de interés fueron el caldo de cultivo para propiciar un cisma cuyas secuelas aún no terminan.
CAF: no afectará a América Latina
El presidente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), Sergio Díaz-Granados, afirmó el pasado miércoles que el sistema financiero de la región “está mejor parado” frente a choques externos que en décadas anteriores, por lo que no vislumbra un efecto contagio en la región debido a la quiebra en Estados Unidos del Silicon Valley Bank (SVB).
A juicio de Díaz-Granados, la caída del SVB fue “claramente” producto del manejo poco prudencial de la institución, por la manera “cómo se anclaron en la compra de bonos y estructurando una planeación financiera sobre la base de que las tasas 0% permanecerían en el tiempo”.
“Del lado de América Latina, yo no creo que ahí venga un canal de contagio, no pareciera”, agregó el presidente de CAF, quie, recalcó que “las crisis financieras de América Latina y el Caribe de los últimos años han ido preparando mejor al sistema financiero”, el cual es ahora “mucho más solvente y está mejor parado frente a los choques de las crisis externas”.
Pasado y futuro de un emporio financiero
Silicon Valley Bank (SVB) fue fundado en 1983 y tiene su sede en California. La institución se especializó en la financiación de “startups”, es decir, individualidades o grupos dedicados al emprendimiento.
Tiene filiales en 16 países de varios continentes, incluidos Reino Unido, Israel, India y China. También tiene una filial en las Islas Caimán, paraíso fiscal.
A finales de 2022 contaba con 173 mil millones de dólares de depósitos de clientes que tenía invertidos en préstamos (74 mil millones de dólares) e inversiones financieras, sobre todo deuda pública (107 mil millones de dólares).
En 2022, era el banco número 19 de Estados Unidos en volumen de depósitos, contaba con 8 mil 553 empleados y registró unos beneficios de mil 509 millones de dólares. Una vez consumado el colapso, lo más probable en este caso es que, en el futuro cercano, un banco grande de Wall Street adquiera Silicon Valley Bank en un concurso de acreedores.
El banco grande asumirá los activos y pasivos de SVB, compensará a sus depositantes y nadie sufrirá pérdidas catastróficas.