El domingo por la tarde era un típico día festivo. No nos referimos a programar programas deportivos que exijan que el espectador, aficionado o no, siga uno de los partidos en pantalla, sino… vaya lástima.
Mientras en un canal ofrecían las piruetas y locuras de los Juegos de Estrellas de la NBA, ese circo de movimientos masculinos que tocan el cielo como si nada, en otro mostraban la final del voleibol femenino sudamericano, que, como es costumbre , ganó a un equipo brasileño después de vencer a otro equipo brasileño en cinco ardientes sets.
Y por cierto, llama la atención la cantidad de anuncios que llevan los jugadores en sus camisetas, una abigarrada cantidad de letras que confunde, por muchas que sean, a cualquier espectador. En otros canales, y como no podía ser de otra manera, ofrecían partidos de fútbol español, italiano, alemán, inglés, francés, portugués y cuantas ligas creó Dios…
En ese momento en una emisora estaban transmitiendo un partido de fútbol venezolano. Podría ser interesante, podría haber rivalidades regionales y buenos jugadores compitiendo fuertemente por el balón, pero no sabemos si por todo lo anterior podría tener espectadores. Es muy tentador seguir el deporte internacional de alto nivel, la actividad competitiva que requiere prestar atención y conectar con él.
El fútbol aquí carece de eso y se vuelve atractivo al decirle a la gente que tiene sentido, que vale la pena. Se han intentado varios tipos de campeonatos, han cambiado las formas y los formatos, pero siempre todo ha resultado igual. Lo cierto es que a la afición solo le mueven las emociones, además de cierto regionalismo, por la selección Vinotinto.
Llama la atención que el fútbol nacional sea así, por estados, y no un espectáculo nacional. Hay que hacer algo o mucho, pero ¿cómo?…
La televisión internacional anuncia y promueve el fútbol de todo el mundo, pero rara vez, o nunca, promueve la segunda división de Brasil. Decimos esto porque Tomás Rincón, hasta hace poco capitán y luminaria de la selección Vinotinto, juega en el Santos, equipo donde es uno de los jugadores más importantes y, además, porta la franja de «capitão» en su brazo izquierdo. en reconocimiento a su trayectoria y jerarquía.
Sería excelente verlo mover el centro del campo del club desde el puerto de Sao Paulo y escucharlo gritar instrucciones a sus jóvenes compañeros, ahora que está en uno de sus últimos partidos en el fútbol importante. Te veo allí.