El presidente de Colombia, Gustavo Petro, instó hoy al continente americano a evaluar el ejemplo de Portugal en política de drogas, con un compromiso de no criminalizar y un enfoque de salud pública, que ha dejado «éxitos» frente a la «cadena de fracasos». «. » cosecha del otro lado del Atlántico.
«Hay una alternativa que queremos evaluar», aseguró en declaraciones a los periodistas tras una reunión con el primer ministro portugués, António Costa, en Lisboa, donde realiza este fin de semana una visita de trabajo con la política de drogas, paz. transición energética y acuerdos comerciales en la agenda.
El presidente colombiano dijo que en Portugal no se criminaliza el uso de drogas, pero que «hay una política de multas y una política de salud pública fuerte que funciona y eso es lo que queremos discutir hoy con el pueblo colombiano y los pueblos del país. las Américas».
“Ha disminuido la delincuencia relacionada con las drogas y el consumo. Hay un éxito relativo desde un camino que no es el de la criminalización de la marihuana, cannabis, cocaína y otras sustancias”, dijo.
En América, sin embargo, hay una «cadena de fracasos», con un millón de muertos, 10 millones de presos en Estados Unidos y un reforzamiento de las organizaciones criminales y la violencia, consideró.
“Es muy probable que haya más muertes derivadas del secretismo que genera el narcotráfico y el prohibicionismo en las Américas que hoy en la guerra de Ucrania”, dijo.
“La experiencia portuguesa habla muy bien de una política diferente a la nefasta y desastrosa guerra contra las drogas, que produce muerte y destrucción”, concluyó.
Paz y acceso a la tierra
La paz también fue protagonista del encuentro, en el que Petro presentó las líneas generales de su proyecto, que, en gran medida, pasa por facilitar la tenencia de la tierra a los pobladores.
«La tenencia de la tierra es fundamental en el tema de la paz», dijo, convencido de que Portugal puede jugar un «papel muy importante» ya que las empresas portuguesas controlan unas mil zonas comerciales en su país.
“Tenemos que dialogar” con las empresas portuguesas, señaló, en busca de pactos que permitan la venta directa de campesinos a grandes extensiones.
Acuerdos que, dijo, permiten precios más bajos, responden a la demanda interna y nutren una plataforma exportadora.