Como en las memorias póstumas de Ernest Hemigway sobre los años de pobreza y felicidad que vivió en los barrios de la cosmopolita capital francesa, compartiendo amistad con la malhumorada y brillante novelista Gertrude Stein; devorando los volúmenes gratuitos que ofrece Sylvia Beach en la librería de circulación Shakespeare and Company, donde se publicó la primera edición del Ulises de James Joyce, obra entonces prohibida en Estados Unidos e Inglaterra; escribiendo con un lápiz en los cafés, mientras charla con algunos miembros de la «generación perdida» del grupo de escritores y amigos de la noche formado por Scott Fiztzgerald, Sinclair Lewis, Sherwood Anderson y Ezra Pound, París vuelve a ser, desde hoy, un Fiesta monumental que contagia de esperanza al mundo con la celebración de la trigésima tercera edición de los Juegos Olímpicos de la modernidad.
Por tercera vez en la historia, la Ciudad de la Luz acoge el mayor evento multideportivo de la humanidad. Fue sede de la segunda edición en 1900, pero en aquella época las competencias se realizaban bajo el paraguas de la Exposición Universal, y en ninguna parte se incluía que las 447 pruebas en 34 deportes formaban parte de los Juegos Olímpicos.
En aquellos días, el Comité Olímpico Internacional dirigido por el francés Pierre de Coubertin, padre de los Juegos Olímpicos modernos, era una institución frágil, sin recursos y tuvo que aceptar a regañadientes los criterios impuestos por el comité organizador del «Concours internationaux physiques et de sports». «, por lo que el evento se organizó en periodos durante los cinco meses que duró la Exposición Universal.
De aquella edición cabe recordar que las mujeres debutaron en las competiciones, en contraste con el machismo de Coubertain que rechazaba la idea de que las mujeres se dedicaran a actividades deportivas. Así, la inglesa Charlotte Cooper entró en la historia como la primera mujer en coronarse campeona olímpica, al liderar la cita del tenis.
En 1924, los mismos años en que Hemigway era corresponsal del Start de Toronto y escribía sus primeros cuentos en París, se realizaron los segundos Juegos Olímpicos, marcados por el asombro de la selección uruguaya de fútbol, dirigida por Pedro «Perucho» Petrone ganó el oro olímpico. al vencer a Suiza 0-3.
Cien años después, París vuelve a ser sede olímpica. Después de la cita de Tokio 2020, que se celebró un año después (2021) en un confinamiento mundial por el terror del mal covid-19, estos Juegos se abrirán al cielo con una inauguración sin precedentes de delegaciones que desfilarán en barco por el Sena. , y con lugares emblemáticos de París como la Torre Eiffel, la Plaza de la Concordia, donde el pueblo inició la Revolución Francesa en 1789, o los jardines del Palacio de Versalles, que acogió las competiciones.