En medio del contexto económico recesivo y la falta de respuestas oficiales para evitar la caída, el triunvirato de la Confederación General del Trabajo (CGT) analiza diversas medidas de protesta a escala nacional para señalar el descontento social al Gobierno argentino: huelga, movilización, o ambas.
Por su parte, tras la jornada de lucha de este miércoles por los despidos masivos de empleados públicos, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) ha convocado a un paro nacional para este viernes 5 de abril, que incluirá una marcha a las 13 horas hasta el Ministerio de Economía. .
El presidente Javier Milei afirma que su principal objetivo es reducir el déficit fiscal. Sin embargo, desde el 10 de diciembre, la «casta», o lo que el presidente considera así, ha sido la menos afectada por sus medidas económicas para lograr este objetivo.
Despidos masivos en el sector público, aumento de precios de casi todo: productos básicos, servicios esenciales, impuestos, etc. -, la paralización de las obras públicas y la falta de gestión ante la epidemia de dengue, son sólo algunos de los problemas más urgentes que preocupan a la población del país austral.
Prepárate para la represión
De manera coordinada, el Gobierno argentino ha llenado oficinas públicas con policías uniformados y de civil que no permiten a los trabajadores ingresar a sus puestos de trabajo perdidos, algo que descubrieron al regresar del fin de semana largo sin siquiera haber sido notificados formalmente.
El único mensaje que ha lanzado la Casa Rosada es que si hay toma de los edificios, habrá represión.
En el Polo Científico del barrio porteño de Palermo, las fuerzas de seguridad federales que se movilizaron fueron la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval. La intención es reprimir la más mínima chispa.
El gobierno de Milei ha autorizado a la Policía Federal, a la Prefectura y a la Gendarmería a intervenir en caso de alteración del orden y estos organismos no dudarán en reprimir y presentar cargos penales contra los manifestantes.
Hasta el jueves pasado, el número de despidos y rescisiones de contratos alcanzó los 7 mil trabajadores. Pero en apenas seis días más, esta cifra ha llegado a los 11 mil, según confirma ATE. Los empleados despedidos no fueron contratados sólo durante la administración anterior. Hay quienes estuvieron en esta condición hace 15 o 20 años que prestan servicios, lo que echa por tierra el argumento oficial de que los despidos sólo apuntan contra la supuesta «casta política» que tiene el presidente argentino.