A principios de los 80, Alí Primera organizó eventos en diferentes puntos del país, recaudando fondos para ayudar a personas que luchaban por su liberación, como El Salvador, envuelto en una guerra sangrienta.
El asesinato de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, el 24 de marzo de 1980, y la Masacre de Sumpul, el 13 de mayo del mismo año, en la que fueron asesinadas unas 600 personas y dio origen a la canción El Sombrero Azul, final que muchos relatamos. a. esa humilde tierra de Centroamérica, sometida a una brutal guerra que terminó en 1992 con más de 75.000 muertos.
Desde entonces, se han sucedido varios gobiernos elegidos democráticamente y así fue como en 2019 asumió el poder Nayib Bukele, quien había sido expulsado del Frente de Liberación Nacional Farabundo Martí (con quien fue alcalde en un par de ocasiones), cabalgando en ese momento. . a lomos de consignas antipartidistas, que lograron calar en una población especialmente cansada de la corrupción de los gobiernos anteriores.
Poco a poco se autodenomina el dictador más cool del mundo, concentra el poder aprovechando su supuesta lucha contra la violencia en ese país, para la que también construyó una megacárcel, aunque a la sombra del carácter aparentemente autoritario de su país. . gestión, que también aumenta.
debilitado
«Desde su llegada al poder en 2019, El Salvador ha estado marcado por la polarización y el debilitamiento de las instituciones democráticas», explica la politóloga venezolana Jéssica Pernía, quien es directora del Centro de Estudios de Comunicación Social y Tecnología Libre de la Universidad Bolivariana de Venezuela en Mérida y escribió varios análisis sobre el problema de Bukele.
Pernía menciona, entre sus políticas de seguridad, que la más promocionada es que «han logrado reducir drásticamente los asesinatos y el poder de las pandillas en el país. Aplicando tanto una política de alianza con la fuerza pública como una política de alianza». con las propias pandillas; un autoritarismo institucional sin precedentes, y una política de desregulación de los derechos humanos y del debido proceso”.
En ese punto recuerda «en una acusación de la Fiscalía en un tribunal federal de Nueva York que se presentó contra 13 líderes de la Mara Salvatrucha, era evidente que los altos funcionarios del gobierno de Bukele eran parte de las negociaciones con los líderes de las pandillas para obtener una reducción de los homicidios a cambio de beneficios.»
Jéssica Pernía añade además «un informe de la organización de Asistencia Legal Humanitaria, que publicó algunos datos sobre los primeros años de aplicación del régimen de emergencia en El Salvador: 26.250 personas que no cometieron ningún delito fueron detenidas arbitrariamente, y 241 muertes fueron registrados en prisión, entre ellos 14 mujeres y 2 menores.
En lo político, el académico asegura que Bukele aceleró el debilitamiento de los partidos tradicionales, con «una persecución sistemática» y «logró prácticamente anular su disidencia, controlando también la Asamblea Legislativa y la Corte Suprema, que por cierto, aprobaron las decisiones más controvertidas». medidas «como la «depuración de jueces y cambios en el funcionamiento del Congreso».
«Las preocupaciones sobre este ‘modelo’ son muchas, tanto nacionales como internacionales. Se basan en su tendencia despótica, su desprecio por las instituciones tradicionales e incluso por las propias leyes; su persecución de los medios de comunicación y de las organizaciones ciudadanas, y su ambigua o una política exterior bastante indescifrable», subraya Jéssica Pernía, quien asegura que hay sectores que temen una profundización «del nivel de autoritarismo y de violación de los derechos humanos».
El miedo como principio para sostenerse
en poder
Nayib Bukele, al entrar al Palacio Legislativo el 9 de febrero de 2020, tomado por militares y policías fuertemente armados, proclamó desafiante: “Ahora creo que está muy claro quién tiene el control de la situación”, tras la negativa de la Asamblea a aprobar un préstamo para seguridad pública que en esos casos había sido negado durante semanas. Bukele, ante esto, amenazó con destituir a los parlamentarios, quienes puedan dar una percepción clara de su vocación.
Tras obtener la mayoría en esa instancia en 2021, concentró más poder: canceló los controles a su gestión; Maniobró para que, a pesar de la Constitución que prohíbe la reelección presidencial, la nueva Sala Constitucional, en septiembre de 2021, le permita postularse para un segundo mandato.
“Lo que trajo la paz a El Salvador es un pacto corrupto con las pandillas. (…) Sin respeto a la Constitución no hay economía, no hay seguridad jurídica, no hay inversión y, por lo tanto, no hay trabajo ( …) Hay que tener en cuenta el miedo a un presidente con todos los poderes, y que tiene 70.000 personas arrestadas; que 20.000 son claramente inocentes y muchos de ellos murieron sin tener la oportunidad de defenderse o salir de prisión. «Los atrapan sin pruebas y están encarcelados aquí por lo menos dos años», analizó el ex candidato presidencial Luis Parada para El Gran Continente en febrero pasado.
Voluntad popular en el gobierno salvadoreño
Si bien en nuestro país el grupo de extrema derecha Voluntad Popular nunca ha podido acceder al poder ejecutivo (a pesar de haberlo intentado por diversos medios, en su mayoría violentos), en el gobierno salvadoreño muchos de sus militantes tienen un peso importante en el gobierno de Nayib. Bukele.
En un artículo de febrero de este año del periodista Nelson Rauda Zablah, publicado en el portal Nueva Sociedad con el título «El curioso caso de los «enchufados» de Bukele», informa que esta «delegación» está encabezada por Sara Hanna Georges, antigua mujer asistente de Leopoldo López y Lilian Tintori, quien es una especie de «ministro no designado».
Ella «toma decisiones, se mueve con escolta» y tiene a sus órdenes a otros venezolanos como Miguel Sabal, segundo al mando de Georges; Miguel Arvelo, en temas de salud; Tomás Hernández, en economía; Roddy Rodríguez en educación; Santiago Rosas y Ernesto Herrera en seguridad; María Alejandra García, en la coordinación del Programa de Emergencia Sanitaria.
A ellos hay que sumar al inefable Lester Toledo, quien asesoró a Bukele “en la constitución de un partido único, luego de ser reelegido con el 85% y obtener casi todos los escaños del Congreso”, algo sin precedentes en la historia de ese país.