Con los brazos en alto y sin poder ocultar su sonrisa, Rafael Nadal disfrutó de su primera victoria en 12 meses y de mucha rehabilitación en el camino.
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Aunque fue en el estreno del primer torneo de la temporada -Brisbane-, fue algo grande para el tenista, campeón de 22 torneos de Grand Slam, que hace unas semanas no sabía si estaría listo para regresar después hasta la vista.
El español de 37 años demostró su calidad en una victoria por 7-5, 6-1 en Brisbane contra el ganador del Abierto de Estados Unidos 2020 y número 3 del mundo, Dominic Thiem, quien también regresa de una lesión.
«Honestamente, hoy es un día emotivo e importante para mí», dijo Nadal. «Y jugar a un buen nivel el primer día es algo que me enorgullece mucho».
Nadal no ha jugado un partido individual al más alto nivel desde que fue eliminado en segunda ronda del Abierto de Australia el pasado mes de enero. La larga recuperación de la cirugía de cadera aparentemente lo retrasó.
Cometió pocos errores no forzados y perdió sólo seis puntos con su servicio durante todo el partido, además tuvo algunos ganadores sobresalientes. Tras el break decisivo 6-5 en el primer set, dominó el resto del duelo.
Nadal recibió una invitación para competir en Brisbane porque cayó al puesto 672 y admitió que el año pasado fue el más difícil de su carrera.
«Sales al campo con más nervios de lo habitual porque estás al final de tu recuperación, vas a jugar a este nivel, pero por dentro sabes que podría ser un desastre y eso me preocupaba».
Estaba contento con sus pocos errores, su manejo del juego y cómo se sentía su cuerpo.
Ahora se enfrentará al comodín australiano Jason Kubler, quien compartió los dos primeros sets del partido contra Aslan Karatsev antes de que el octavo sembrado se retirara.
AP