No importa qué tan buenas sean las piezas, si no obtienes el equipo perfecto, no tendrás éxito en la conducción. Quizás sea la explicación más sencilla y a la vez más lógica del resultado de los Navegantes del Magallanes en la temporada 2023-2024 de la LVBP.
La Nave, campeona en 2021, es penúltima en la clasificación con un récord de 23-31 que la tiene al borde de la eliminación, algo que no ocurría desde la temporada 2016, cuando finalizó séptima con 29-34.
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En lo eléctrico no ha funcionado nada. La rotación nunca encontró rumbo (EFE 5.78), el relevo perdió efectividad al grado que se vieron obligados a lanzar más de lo esperado, las importaciones parecían inexistentes y su ofensiva -que incluía prospectos altamente calificados y grandes ligas probados- nunca logró ser consistente.
Golpean mucho, anotan poco.
Su promedio colectivo de .282 -que no está mal en general- es el segundo más bajo del circuito, sólo superado por los Caribes (.284), quienes fueron los primeros eliminados del campeonato. Pero eso podría ser sólo un reflejo de las últimas semanas en las que el equipo se ha agotado emocionalmente y no la fuente del problema.
En realidad, Magallanes es tercero en hits (525) y extrabases (763) y actualmente tiene hasta seis bateadores por encima de .300: Wilmer Flores (.338), Edwin García (.320), Carlos Pérez (.320) , Miguel Aparicio (.310), José Peraza (.309) y Romer Cuadrado (.301)
El problema es que su bateo nunca ha sido oportuno, dejando a 423 corredores en base y anotando apenas 275 carreras (la cuarta cifra más baja del torneo). Les tomó mucho tiempo encontrar un orden de bateo que funcionara y perdieron a Carlos David Rodríguez, su mejor bateador, en el clímax del campeonato. Todos juntos crearon la crisis.
Sobrecargaron el bullpen
A su errática producción ofensiva se suma el hecho de que su cuerpo de lanzadores ha permitido 306 carreras (la tercera marca más alta) y su defensa ha sido débil 50 veces.
En un momento, parecieron tener un bullpen exitoso, pero la carga de trabajo se volvió demasiado grande ya que el error de los abridores se convirtió en una constante. De hecho, el relevo de Magallanes tiene 271 entradas y dos tercios del trabajo, sólo Tigres y Tiburones tienen un récord superior.
Independientemente de si logran salir bien de los últimos días, 2023 es un año para olvidar, con los asientos vacíos en el José Bernardo Pérez pidiendo a gritos una reestructuración.