La garganta ronca de El Mina, la voz de Culo e’ Puyas, el ritmo pausado de Malembe y la música tradicional se unieron en Curipe para despedir a un gran maestro de maestros: el religioso José Bernardo Sanz, fallecido el pasado domingo. legado efectivo de sabiduría y conocimiento a las generaciones presentes y futuras.
Sanz supo vivir una vida larga y plena, inculcando valores para la vida a través de su ejemplo humanitario y dedicación al fortalecimiento de las tradiciones de su querida ciudad de Curipe.
Su legado se extendió por el estado de Barlovento y Miranda, convirtiéndose en un Patrimonio Cultural inmortal.
Este artesano, compositor, músico del estado Miranda cultivó los más antiguos métodos de elaboración de tambores, propios de la cultura Curiepena y necesarios para el culto a la Cruz de Mayo, San Juan Bautista y San Juan Congo.
Junto a Felipe Martín Pinate, fundador del grupo Tambores de San Juan de Curiepe y amigo suyo, fundó el Museo Lino Blanco para mostrar los valores y la cultura de Barloventena.
Sanz fue el último de los grandes creyentes de la generación de los años 30, junto con el fallecido Fortunato, Juan José, Cruz María, Erasmo Llamoza, «Chupa Cana» y otros barloventenses.
El alcalde de Brión ha decretado duelo en el municipio los días 19, 20 y 21 de enero por el fallecimiento de este inestimable baterista.