El fichaje de José Perdomo con los Bravos de Atlanta consolida ayer a Venezuela como el segundo país en exportar jugadores al béisbol organizado de Estados Unidos, superado sólo por República Dominicana.
La proliferación de academias y centros de formación en el centro del país ha provocado un notable aumento del número de jóvenes que reciben bonificaciones de al menos un millón de dólares en los últimos dos años.
En 2022, por ejemplo, un total de 14 jugadores cayeron dentro de ese rango, incluidos cinco bonos de al menos $2 millones, mientras que nueve lo hicieron en 2023, incluido el récord de Ethan Salas de $5,6 millones con los Padres de San Diego.
En los últimos cinco años, a excepción de 2020 debido a la pandemia de COVID 19, el número de fichajes multimillonarios de talento venezolano ha crecido significativamente.
Las inversiones de las organizaciones aumentaron de 39,8 millones de dólares en 2019 a 48 millones de dólares en 2021, 36,8 millones de dólares en 2022 y 28,2 millones de dólares en 2023, según cifras recopiladas por el portal spotrac.com.
Las contrataciones millonarias de los prospectos venezolanos comenzaron hace casi 28 años, en 1996, cuando los Yankees de Nueva York reclutaron al jardinero Jackson Melián, representado por Scott Boras, con un bono de 1.600.000 dólares.
Tres años después, en 1999, Miguel Cabrera desplazó a Melián al llegar a un acuerdo con los Marlins de Florida con un bono por firmar de 1,9 millones de dólares, y cinco años después llegó a las Grandes Ligas para comenzar una notable carrera que terminó el año pasado con más de 500 jonrones y 3 mil hits como credenciales que lo llevarán al Salón de la Fama.
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Hasta la fecha, de casi dos docenas de criollos con bonos superiores a los 2,5 millones de dólares, sólo el receptor mirandino Francisco Álvarez ha jugado en la MLB.