En la entidad Mérida, tradición, fe y creatividad se combinan en la creación de pesebres, estatuas de yeso, títeres, papel almidonado, ovejas de algodón, estrellas de Belén, pastores, cascadas, tambores de gallinas son parte decorativa de la expresión religiosa católica. es el relato de tres belenes de la ciudad de Libertador (Mérida).
José Morales, conocido cariñosamente por los meridanos como “Cheo El Titiritero”, siempre imaginó que sus personajes podrían tener vida propia. Soñaba con crear un belén que contara la historia de Mérida a través de personajes, según cuenta el relato. Morales, deja regalo de Navidad para Mérida.
Lo describe como un director de títeres mecánico en el escenario que retrata a un grupo de directores andinos, varios personajes como India Yoama, una figura icónica de la historia indígena andina; Fray Juan Ramos de Lora, fundador de la famosa Universidad de los Andes; Los libertadores Simón Bolívar y la India Anastasia, Don Tulio Febres Cordero, Domingo Peña, además de figuras de la Mérida moderna como el artista y titiritero Javier Villafañe y el arquitecto de los Andes, Juan Félix Sánchez el Gran Grand.
El belén tiene más de 100 figuras.
Rigoberto Arellano Márquez, de Mérida, expresó que hacer un belén es “un agradecimiento que le ofrecemos a Dios mismo, que es agradecimiento por la existencia humana a Dios por nosotros.
El pesebre de Márquez está hecho de arriba a abajo con más de 100 figuras en los escenarios, «está ubicado en el salón de la casa de unos 20 metros cuadrados, hemos colocado figuras en movimiento, ángeles, varias ovejas, pequeños niños que mueven sus cabecitas. «. «, también se movió un pescador, en el pesebre había muchas fuentes de agua y tenía al Niño Jesús que tenía más de 50 años, haciendo que el pesebre con fe iluminara los techos y llevara alegría a la familia», dijo. Márquez.
Pesebre tradicional desde hace muchas generaciones.
Gladys Ramírez de Sulbarán, vecina de la zona de Hoyada de Milla en Mérida, dijo que hacer belenes es una tradición familiar que se ha transmitido de generación en generación. “Yo llevo como 40 años haciendo pesebres, somos siete hermanas, y cada uno en su familia hace su propio pesebre. Cada uno lo hace a su estilo, unos más grandes que otros, con distinta personalidad, con distintos materiales, pero al final queda todo muy bonito”.
Doña Gladys destacó el valor espiritual del pesebre porque cada elemento representa un valor en la vida de su familia, quienes continúan la tradición en cada país donde viven: “En el pesebre no hay estrella indispensable, es la luz que ilumina nuestras vidas. Incluso mi hija en el extranjero hace belenes, mis nietos también los hacen en el extranjero, es una tradición familiar muy hermosa y espero que así continúe.»