En la Plaza Las Heroínas de Mérida se realizan actividades públicas del Día Mundial del Textil con la participación de tejedoras de la organización, con el objetivo de incentivar este oficio entre la población.
Patricia Anzola, organizadora del evento en la ciudad de Mérida, explica que “este es un evento voluntario que une a las tejedoras para actuar en público y demostrar que “no solo las señoras o las mujeres hacen esta actividad, también hay adultos aquí”. y jóvenes, mujeres y hombres han aceptado la convocatoria para participar en el evento público de tejido, una actividad para todas las edades, para celebrar este día que nos permite conocernos, intercambiar técnicas y ver los productos de los demás”.
El mundo de tejer en el día común
Los organizadores del evento destacan que en Mérida han sumado otro propósito: tejer con muchas manos. Esto se logra cuando los presentes en el evento tejen simultáneamente la misma alfombra, una pieza de decoración, y luego la donan a un hogar o centro cultural de la ciudad, como la Casa de Antiguos Gobernadores, Casa Bosset o Casa Juan Félix Sánchez.
Explica que la entidad tiene cultura del tejido, “aquí hay muchos tipos de lana, pasión, energía, diferentes técnicas, a dos agujas, crochet, macramé o telar, hay muchas especialidades, en mi caso mi tejido son los amigurumis, que son telas de ganchillo pero son muñequitos, y en mi caso cada uno tiene su propia obra de arte que va desde ropa de bebé, complementos de montaña, gorros, bufandas decorativas, alfombras, cortinas, sábanas, todo tipo de”.
mano creativa
Betty Parra, de Mérida, quien aprendió el oficio de tejer a los 6 años gracias a su madre Gladys Quintero -y una tía-. Dijo que tejer es una cultura, es una tradición, es nuestro encuentro original con las mujeres y abuelas del páramo, y la creatividad, (…) tejer es fuente de inspiración, protección para todos nosotros.
Parra mencionó que en Mérida hay una escuela ubicada en el municipio de Rangel (Mucuchíes), en la región Moconoca, donde enseñan la técnica de teñir e hilar la lana, es decir, todo el proceso con lana.
“La escuela tiene a la maestra Margarita, que me transmitió muchos conocimientos ancestrales, también estudié con las maestras Dora Sánchez y Margarita, que ya no están en este mundo. Con ellos aprendí a esquilar, lavar y teñir ovejas para crear cosas como medias, ruanas y frazadas, usando un telar”, describe Parra.
Tejiendo: crea con tus propias manos
Agregó que la celebración fue muy provechosa, fue un punto de encuentro de las tejedoras del pasado y con las nuevas generaciones.
Asimismo, Gladys Quintero, tejedora meridana, dice que aprendió el oficio a los 20 años gracias a la orientación de revistas especializadas en el tema publicadas en ese momento. Me relaja y es un motivador para mi hija, que me ve desde que era una niña y le da la bienvenida a tejer en su vida.
Deimar Monsalve, de Mérida, teje con su abuela desde los 10 años, dice: “Estoy muy impresionada de cómo mi abuela puede crear con sus manos, para mí es como una especie de juego, poder entrelazar. enhebrando y creando una pieza. (…) en esta ciudad de Mérida tuve la oportunidad de contactarme con la Fundación Ruta Lana, que se dedica a tejer telares. Ahora me identifico con los amigurumis, es una técnica japonesa que me permite transmitir ternura.”
tejido e identidad
Zulay Malavé es una tejedora de Puerto la Cruz que aprendió de su madre a temprana edad. Se mudó a Mérida para estudiar arquitectura y se enamoró del telar.
Insistió en que conoció a la maestra artesana, María Águeda Dávila, quien la introdujo en los símbolos y colores naturales para tejer. “La tela es identidad, en el país de páramo se elaboraban cobijas burrera y reinosa, esta última teñida con tintes naturales, con flores de páramo”
Recordó los saberes dejados por Juan Félix Sánchez, Estefani, Dora, Margarita en el páramo Meridiano.
Hoy, Malavé tiene su propio taller en la urbanización de Santa María Norte de la ciudad de Mérida, donde busca rescatar la identidad y el simbolismo venezolano en sus diseños y artesanías únicas.