Carlos Mendoza tiene el rótulo de manager “novedoso” en el béisbol de Grandes Ligas, pero lo cierto es que lleva más de una década trabajando en las sucursales de los Yankees y seis como entrenador de Grandes Ligas; incluidos cuatro como mano derecha de Aaron Boone, dan fe de su experiencia. Eso, sin contar sus dos temporadas dirigiendo a Cardenales de Lara en Venezuela.
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En ese sentido, toda esa acumulación de experiencia le ayudó en la tarea de lidiar con los Mets que, a principios de junio, estaban 11 juegos por debajo de .500 y que, si bien no estaban diseñados para competir por la postemporada, estaban llamados a » animar. » la temporada. Es decir, Carlos Mendoza extraía petróleo.
Sin embargo, luego de la victoria del lunes 8-7 sobre los Bravos de Atlanta en Truist Park, los Mets sellaron su lugar en la postemporada apenas en el primer año del venezolano al mando, y luego de 162 juegos registró un récord de 89-73; incluido 40-27 después del receso del Juego de Estrellas.
Hizo un gran trabajo
De esta manera, el barquisimeto se convierte en el segundo estratega venezolano en confirmar su presencia en los playoffs, uniéndose nada menos que a Oswaldo Guillén con los Medias Blancas de Chicago en 2005 -donde ganó la Serie Mundial- y 2008 tras ganar el banderín central a el centro de la Liga Americana con récord de 89-74.
Pero, una cosa que separa a Mendoza de Guillén; salvar muchas brechas con el también campeón de Venezuela y el Caribe, es que los Mets quedan en la historia como el primer dirigente criollo en clasificar a su equipo a octubre apenas en su primer año de gestión, lo que nos habla precisamente de esa tranquilidad, experiencia y sabiduría presente en Mendoza para guiar a un grupo que ya parecía desesperado en mayo.