El balance de la recién concluida Copa Venezuela ganada por el Deportivo La Guaira deja un saldo positivo por donde se lo mire. Luego de cuatro años sin realizarse, la Federación Venezolana de Fútbol y la Liga Futve revivieron el torneo más antiguo del país, el mismo que plantó las semillas del organismo federado del fútbol nacional.
Mantener viva la memoria de este deporte siempre es un acierto. Como fue también que la Copa Venezuela se organiza en honor al recientemente fallecido Luis Mendoza, leyenda del fútbol nacional, primera estrella en nuestras canchas, quien en sus tiempos de gloria como jugador y luego en la faceta de entrenador luchó como pocos. para la formación de los equipos, dio oportunidades y respetó los derechos laborales de los futbolistas nacionales. Invitar a los familiares de Mendocita, Vanesa Maradona y Luis Carlos, a asistir a la final y recibir un reconocimiento en nombre de su padre fue otro gesto que mejoró la organización del torneo.
En lo deportivo, la Copa Venezuela también mostró el esfuerzo de los clubes de primera y segunda división por fortalecer sus categorías menores y extraer de allí sus nuevos talentos, en un proceso de renovación que debe ser incesante.
Que 98 niños de entre 15 y 20 años hayan debutado en el torneo es reflejo del sistemático trabajo de formación posterior, que requiere tiempo, inversión y paciencia para pulir a los canteranos en el largo camino hasta llegar al primer equipo profesional. . Nombres como el delantero Carlos Paraco, formado en el Táchira y ahora en las filas del Metro; del mediocampista Jailert Navarro y del portero Samuel Aspajo (Metro); y los del formidable todoterreno Keiber Lamadrid, una de las mayores promesas del equipo naranja, Alex Custodio, defensor rápido y claro en el marcaje, y el delantero Sebastián Castillo, destacaron durante todo el torneo y seguramente serán habituales en las alineaciones del equipo. equipo en el torneo Clausura.
El fútbol de posesión del Deportivo La Guaira con el buen manejo del balón de Casimiro Peña, Juan Perdomo y Lamadrid vencieron en un partido que controlaron en largos pasajes y lograron desequilibrar con los remates del lateral panameño Jorge Gutiérrez y su disparo de el buscador como Leonardo Pérez desvió hacia el fondo de su propia portería. Para ser una gran final, con la atención de todo el país futbolístico expectante, faltó más ritmo y juego peligroso en ambas porterías; debilidades que los entrenadores venezolanos se ven desafiados a superar cada día, para que el espectáculo del fútbol profesional sea cada vez más atractivo para quienes vienen a disfrutarlo.
Quedó claro que La Guarra y Metro necesitan al jugador experimentado que cree sociedad con Edder Farías o Nicolás Fedor, tiradores que pisaron a Brígido Iriarte.