Nada más pisar suelo delta, la tarde de este martes, el presidente Nicolás Maduro bajó a Tiuna para saludar a los tucupitanos, capital del Delta Amacuro, que lo esperaban en la calle San Rafael.
Recorrido por la margen izquierda del Caño Mánamo, la corriente de agua dulce más grande del Delta del Orinoco.
La primera persona que saludó a Maduro lo hizo haciéndole una señal de que se detuviera para entregarle expedientes, cartas y papeles. “No lo he visto de cerca”, comentó un adolescente corriendo junto a Tiuna y otros vecinos.
La caravana avanzó y disminuyó la velocidad al llegar a la mitad de la calle, donde la multitud recibía al Presidente, quien portaba el sombrero de moriche que le regaló la gobernadora Lizeta Hernández a su llegada.
Un grupo de indígenas con trajes e instrumentos musicales propios de su cultura cruzan la calle para entretenerse con su música. Maduro estaba tan emocionado que agarró a un niño Warao y lo metió en el auto. De un lado a otro la gente gritaba “Maduro, váte pa’ca”, “Maduro está aquí”.
Luego del revuelo que detuvo el río Tiuna, la caravana continuó por las riberas del río Mánamo y un grupo de indígenas de sus curiaras la recibieron.
Ya en lo más profundo del centro de Tucupita, los vecinos se asomaban a puertas y ventanas para tomarse fotografías. El Presidente decidió quedarse en Tiuna hasta llegar al acto central, donde inauguró las sedes de la Universidad Nacional de Seguridad (Unes) y de la Nacional. Universidad Politécnica Experimental de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Unefa).
Según cifras reveladas en el evento, esta última cumplió 25 años y formó a 183 mil especialistas, de los cuales 2 mil en Delta Amacuro. Esta nuclear de Tucupita que puso en marcha Maduro tiene capacidad para albergar a 500 estudiantes que estudiarán tres carreras de ingeniería (civil, gas y sistemas) y tres TSU. La sede cuenta con 10 aulas y 6 laboratorios, según le dijeron al señor Maduro durante la inauguración.
En la calle donde se alojaban juntas Unes y Unefa, un grupo de vecinos corrió a saludar al presidente, que se apresuró a unirse a ellos sin mayores ceremonias. «Vamos, viva el pueblo venezolano», se despidió de sus vecinos.
Pero antes de entrar de lleno al acto inaugural, Maduro bailó con los indígenas que lo esperaban en el lobby del recinto educativo.
Mientras Maduro pasaba por algunas aulas, dijo emocionado a los estudiantes “no dejen que el fascismo y la derecha les quiten el futuro”. En una de esas clases aprovechó para llamar a su esposa Cilia Flores, la primera guerrera, quien también llevaba un sombrero de moriche. “Díganme la verdad: ¿Cilita es hermosa o no?”, preguntó a los estudiantes, quienes aplaudieron a la pareja.
Lo primero que hizo Maduro al inicio del acto oficial fue criticar la carretera que bordea Caño Manamo. Le dijo al Ministro de Oficina: “Veo que se ha deteriorado bastante. “Quiero resultados inmediatos”, ordenó.