Abrumados por el fútbol, ardiendo en el fuego abrasador de una disputa donde se dejaron el alma y la piel, Manchester City y Real Madrid no sólo se enfrentaron en dos partidos intensos, en pleno juego, sino que intentaron confirmar el verdadero y profundo significado. del fútbol.
Eran los faros que iluminaban el juego, que querían ser mejores que los contrarios, que luchaban, más allá del dinero y que aparecían en las portadas de los periódicos sólo para lograr ser los mejores. Porque detrás de las peleas se esconde la gloria, un punto casi olvidado en el gran y lucrativo negocio en el que se ha convertido este deporte.
En las dos batallas nadie quería ser un héroe, un líder, sino que fueron aburridos enfrentamientos de veintidós hombres que luchaban, más que por el protagonismo, por su propia supervivencia.
Verles luchar por la victoria, en un afán desmedido de robar, ha reconciliado a los no creyentes en el fútbol, aquellos que creían que el fútbol, tal como ellos lo concebían, había quedado en las brumas del olvido.
Parece que antes de estos hechos les habían dicho a los futbolistas que lo que estaba en juego no era sólo la clasificación sino el prestigio y la verdad. Manchester y Madrid entendieron la lección y nos animaron, pensando quizás no en ganadores y perdedores, sino en la justificación del juego como parte de la vida humana. Y probablemente también por eso los dioses del fútbol querían que terminaran así, igualados, como recompensa a los valientes luchadores en días que no serán olvidados…
En el fútbol, en todos los deportes, los actores están expuestos como ninguna otra profesión o trabajo al desafío diario de las lesiones y a los altibajos de correr, saltar, encontrarse.
Ahora hablamos de Wuilker Fariñas, quien de ser candidato a formar parte de equipos grandes de Europa, tuvo que ver derrumbarse sus sueños y ahora ha regresado, después de idas y venidas, a su origen: Caracas. Y lo decimos también por Yulimar Rojas, quien un día se acostó pensando en repetir su oro olímpico y se despertó al día siguiente lamentando que todas sus ambiciones se hubieran perdido en la tierra de los fracasos.
Entonces, ¿qué pasará por estas mentes, qué verán en las películas de la vida que solemos revisar en los momentos cruciales, qué pensarán Wuilker y Yulimar? Son los avatares del deporte, a los que los atletas están expuestos en cada capítulo, momento a momento.
Dos jóvenes que sueñan con Europa, dos jóvenes que miran al futuro con la incertidumbre que vivimos los humanos, y luego despiertan y se dan cuenta, lamentablemente, de la terrible realidad. Te veo allí.