Las noticias que rodean a Vinicius lo confirman como ser humano. No es sólo el jugador, la estrella del Real Madrid y de Brasil, el chico que suele iluminar las tardes y las noches en el estadio Santiago Bernabéu con su magia y su genialidad. Lo que ahora le convierte en un hombre público y querido han sido dos gestos que, por las emociones que le rodean, elevan aún más su valor.
Antes del partido preparatorio para la Copa América del equipo contra México, la nobleza tuvo que acercarse al banquillo de los aztecas para saludar a todos los futbolistas y al cuerpo técnico. Fue aplaudido, porque la gente entendió que no había sido un acto demagógico, sino la comprensión de que el deporte, más allá del deporte, es una actividad para unir voluntad y devoción…
El segundo gesto de Vinicius fue denunciar, sin miedo a represalias, a los racistas que le habían degradado el año pasado en el estadio de Mestalla de Valencia por el color de su piel. Con insultos y gestos obscenos intentaron minar la moral del jugador. Tras las quejas y la buena conciencia del Real Madrid y la Liga Profesional, se dictó la pena de tres años de prisión y prohibición de entrada a los estadios españoles a tres de los locos deportistas de la xenofobia.
Ante esto, lo más destacable no ha sido el castigo, sino la valentía de Vinicius ante el monstruo vivo de la intolerancia racial. Será un punto final y también un punto de partida para quienes ven la vida a la luz del color de la piel. Vinicius ha dicho que no ha sido víctima, sino verdugo de quienes intentaron humillarle. Y que los latinoamericanos, africanos o personas de cualquier rincón del planeta, lejos de esconderse, deben levantarse y condenar a quien haga falta.
A partir de ahora, cada vez que Vinicius salga a jugar un partido será más admirado que nunca; y no tanto por sus dotes de delantero de lujo, sino por la osadía de haber puesto la cara delante cada día…
Con la inauguración hoy de la Eurocopa, se abre la selección deportiva de este año 2024. La próxima semana, la Copa América se enredará en los gustos de la gente, con el 14 de julio con una final para ambas. Y luego, y después de recargar las agotadas pilas futbolísticas, debemos entrar en los Juegos Olímpicos el día 26 del séptimo mes, donde por supuesto habrá un torneo de fútbol.
Debéis tener la televisión preparada, el sillón preparado y los almohadones y el café colocados en la máquina, para ser espectadores de la enorme multitud que seguirá estos torneos. Ah, deportes, deportes. Que adicción más bonita y saludable.
Te veo allí.