Ecuador está hoy más endeudado luego de que el Banco Mundial le otorgara un préstamo de 200 millones de dólares, confirmó el Ministerio de Economía y Finanzas del país sudamericano.
Se trata de un financiamiento adicional para «proyectos enfocados en la protección social», dijo la institución, aunque algunos expertos indican que este tipo de desembolso no se ha visto reflejado en una mejora para los ciudadanos hasta el momento.
El préstamo fue firmado por el titular de esa cartera, Pablo Arosemena, quien se encuentra en Estados Unidos, y por el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo.
Más temprano, Arosemena explicó que gran parte del presupuesto general del Estado para 2023 proviene de préstamos con organismos multilaterales.
Desde 2019, la deuda de Ecuador ha comenzado a concentrarse en instituciones financieras como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o el Fondo Monetario Internacional (FMI), que actualmente es uno de los principales acreedores del país.
Ecuador le debe al FMI ocho mil 220 millones de dólares y el 83 por ciento de ese monto que el Estado deberá pagar de 2025 a 2030.
Quito recibió en diciembre pasado el desembolso final de unos 700 millones de dólares a través del acuerdo firmado en 2020 por el entonces presidente Lenín Moreno y renegociado en 2021 por el actual mandatario, Guillermo Lasso.
A pesar de esta deuda, Arosemena también busca un nuevo préstamo del FMI durante su visita a Washington, según informó el Gobierno, para enfrentar situaciones provocadas por desastres naturales, como terremotos, lluvias y deslizamientos de tierra.
Sin embargo, los economistas consideran inapropiado este tipo de crédito, cuyas condiciones casi siempre incluyen ajustes y medidas neoliberales que perjudican a la población de menores recursos.
Los recortes, por lo general, recaen sobre los presupuestos de sectores sociales como educación, sanidad o seguridad.