Los temibles 4.095 metros de altitud de El Alto le dieron un respiro a la Vinotinto por 4-0. Era imposible correr, asociarse, tener minutos de calidad con el balón al pie de un estadio hostil, donde el planteamiento ofensivo del Bocha con jugadores de cara al arco rival quedó en el tablero.
El boliviano planeó correr el balón para desgastar a Venezuela, buscar errores cerca del área y cualquier apertura para rematar tardó 12 minutos en dar sus frutos. La Vinotinto cedió terreno, cedió el mediocampo y acabó rasante hacia la portería de Romo, con Murillo como lateral izquierdo y el Cádiz como tercer central para liderar los centros montañeses. Fueron todas escaramuzas que no llevaron a nada, hasta que Ramiro Vaca avanzó rápido, le rompió la cintura al «Brujo» Martínez y el bombazo de derecha fue imparable para Romo.
Salomón igualó con un disparo raso desviado por Lampe y poco después Pereira con un cañonazo de tiro libre que el portero boliviano desestimó con horror. Un penalti tonto de Aramburu que empujó en el área a Algarañaz, que convirtió de zurda, selló el marcador en la primera parte.
El sufrimiento se intensificó apenas se reanudó el juego con el disparo al fondo de la red de Terceros, y luego Romo tuvo dos atajadas. Con el ingreso de Soteldo, Machis y Andrade, Venezuela mejoró su desempeño con toques individuales. Pudo marcar con remates de Machis y Salomón, pero el gol estaba en el segundo arco. Y el peor escenario de la victoria se concretó con el cuarto gol firmado por Monteiro. Hay que salir de la batalla lo antes posible para recuperar la confianza, porque el martes toca enfrentar a la selección uruguaya en Maturín.