Ver a Caracas y Táchira darlo todo en una cancha de Caracas o San Cristóbal remite a tiempos inmemoriales del fútbol venezolano.
Días de rivalidades olvidadas, como las regionalistas de la provincia contra la capital, donde los gochos sintieron preocupaciones por lo que llamaron las «preferencias» de las autoridades nacionales por la metrópoli.
Ha quedado atrapado en los pantanos del pasado, porque como todo la vida cambia las circunstancias que lo rodean, y ya no es, o no debe ser, creemos, un tachirense que «odia», como decían antes, los Gran ciudad. Ahora la contradicción sigue viva, pero a partir de los intensos partidos de fútbol.
Sigue codo a codo «a eso queremos vencer», pero sin que ello implique una disputa por viejos rencores «machete en mano»…
Y como hablamos de épocas anteriores, ahora vienen a la mente los ardientes capítulos de los años 80, cuando el enfrentamiento entre los andinos era contra el marítimo.
Cuando el «Acorazado Rojiverde», como lo llamábamos entonces, llegó a San Cristóbal, fue un evento lleno de fervor, y seguro que el lleno en el antiguo estadio de Pueblo Nuevo estaba con sus miles de almas aclamando y proclamando esta contradicción:
“Vamos a quebrar a esa gente de Caracas”, dijeron allí.
«Sí, está bien. Lo que pasó es que les trajimos una bolsa con blancos desde Caracas», respondieron los representantes capitalinos.
Ir a la ciudad del Táchira fue una expedición apasionante, hermosa (aunque había que tener cuidado con lo que se decía en los medios), porque se sentía, y lo decimos porque lo hemos vivido, una de las grandes rivalidades sudamericanas, una de los intransigentes por la vida representados en Flamengo-Fluminense, Boca Juniors-River Plate, Nacional-Peñarol, Colo Colo-Universidad de Chile, Millonarios-Junior de Barranquilla, Alianza de Lima-Universitario de Deportes…
Desde la distancia, «La Zorra» Brito, William Méndez, los hermanos Becerra, Carlos Maldonado, José Nieto y Daniel Francovig fueron vistos como verdaderos pilares a derribar. En la oposición se presentó el Marítimo con Franco Rizzi, Daniel Nikolac, Nelson Carrero, Saúl Maldonado, Mon López, Herbert Márquez…
Posteriormente, sería Caracas la que alumbraría el cara a cara que, un tanto lejano en el tiempo, aún se mantiene para darle vida no sólo a estos dos formidables titanes, sino a un fútbol venezolano que necesita este tipo de hostilidad para Sigue justificando ante Sudamérica su existencia.
Te veo allí.