Kam-Bur es un piloto de nueve minutos de un cómic de altísima calidad de producción y estándares internacionales, creado íntegramente por talento venezolano, que se lanzó con el deseo de tener patrocinadores y eventualmente se convierte en toda una serie animada a mitad de camino. -capítulos por hora que pueden ingresar al mercado competitivo de la industria solo con fines de entretenimiento y entretenimiento.
Al menos, este es el leitmotiv que proponen sus creadores Adrián Díaz (director de proyecto), Ginette Hernández (productora) y Leonardo Gimon (director artístico), quienes, tras dos años de trabajo, frecuentados por diversas profesiones, junto a un ejército de Los colaboradores, que están orgullosos, pudieron mostrar a los medios una interesante historia sobre «una niña inteligente que aspira a ser la inventora más famosa del universo y para ello prueba sus inventos resolviendo problemas cotidianos de niñas y niños». La niña vive diversas experiencias en su mundo, como la creación de un tuqueque llamado Lizz, robots y algunos artefactos sorprendentes.
Destaca la presencia de referencias a la identidad criolla, como el cuatro cam-bur-pin-ton y el rasgueo de acordes como parte de la música incidental de la canción Moliendo café, la presencia de frases como “ayyyyy, chiamo”. !», «¡ mistolín!», «¡el ayer ya está aquí!», «¡ponte las alpargatas, que lo que viene es una locura!» o la presencia de un plátano al fondo, entre otros aspectos en los que sus creadores intentan resaltar su interés por resaltar el producto sin exagerar nuestros propios valores.
«El objetivo es demostrar que en el país se puede hacer de todo», afirmó Ginette, quien, junto con Leonardo y Adrián, forma parte de un equipo llamado Wambo Lab, que, aunque aún inexplorado, forma un grupo. realizan más proyectos conjuntos, en particular, este año realizan talleres de capacitación especializada y sus convocatorias pueden encontrarse en www.wambolab.com y @wambolab en Instagram.
No hay un solo hijo.
Lo que parece un extraño mundo de niños que se mueven en universos paralelos dedicados al mundo del entretenimiento en su tiempo libre es un trabajo muy profesional, y es el compromiso de muchos artistas formados en este país. La fuerza laboral de la cadena industrial, que tiene sucursales en países como México, Argentina, Chile y Colombia, encuentra en Venezuela uno de sus eslabones más débiles, porque el trabajo de creación de series animadas es muy exigente y complejo. debido a la falta de talento en el campo de la ilustración, así como grandes dificultades en áreas como la animación y el doblaje, explicaron sus autores durante la presentación del cuento «Kam-Bur» dirigido a niños de 6 a 9 años.
“Había un departamento de animación aquí en la ULA en los años 70 y ya no existe. Hoy hay movimientos dispersos, pero los proyectos están muy aislados; «La gente se irá y nos quitarán la mano de obra», explicó Ginette, una de sus creadoras.