«Así como un día bien aprovechado produce un dulce sueño, una vida bien aprovechada produce una dulce muerte.» (Leonardo da Vinci).
Los humanos somos incongruentes por naturaleza. Por ejemplo, lo que más seguro estamos, la muerte, es lo que menos esperamos.
Simplemente me pasó a mí: llamé al periódico «Por Ésto», para asuntos de rutina, y hablé con mi amigo Nicolás Salomón, uno de los gerentes de esa empresa, editora de periódicos en tres estados del sureste de México, Yucatán. , Campeche y Quintana Roo .
Como siempre le pedí a Nicolás: «Por favor, saludos Mario Renato». «Juan (lo escuché con tristeza, con palabras lentas): Don Mario murió ayer.»
Mario Renato Menéndez, enormemente fuerte, 87 años, encajado como un torbellino en el viento, el mayor símbolo del periodismo en México, parecía inmortal. Sus amigos creían que era inmortal.
Mario nació como periodista en una familia de periodistas. Luego de muchas experiencias en la capital, decidió radicarse en su ciudad natal, Mérida, Yucatán. Y en 1992 lanzó la primera edición del diario «Por Esto», un tabloide moderno, vigoroso e incansable.
Al poco tiempo, además de Mérida, hubo ediciones de «Por Esto» en Campeche, Cancún, Chetumal y Ciudad del Carmen.
Tuve la suerte de hacerme amigo de Mario gracias a su primo hermano, Jorge Menéndez Torre, y mi columna apareció en estas páginas hace 33 años. Mario invitó a alrededor de 500 personas a desayunar cada 21 de marzo para celebrar el aniversario de «Por Esto».
Luciendo una elegante guayabera blanca, impecable, rodeado de su esposa, Alicia Figueroa, y sus hijos, ante la multitud, que era gente de todos los partidos políticos de México, de todas las iglesias de todos los ambientes, especialmente los más necesitados, informó en un discurso de unas dos horas sobre lo que habían hecho sus diarios.
Fue muy bueno. Fue escuchado con fija atención y profundo interés. Mario amaba el periodismo inquieto y luchaba por el pueblo. Una tarde estábamos hablando en su oficina cuando me dijo: “Y a esto lo llaman ‘periodismo moderno’, cuando existe desde hace cientos de años. Imagínese, desde 1605. Y nació en Amberes, con un diario titulado «Nieuwe Tijdinghen», que escribió Abraham Verhoeven.
«Desde entonces, los tabloides con imágenes grandes y titulares cortos, pero en letra de 120 puntos, han tenido mucho éxito.» Pues Mario ya está organizando la edición de «Por Esto» en el cielo.
«La muerte es el comienzo de la inmortalidad». Maximiliano Robespierre.