A partir del segundo trimestre de 2024, Venezuela se ha convertido en un país exportador de productos del sector ganadero, que incluye búfalos, bovinos, caprinos y ovinos. El miércoles 17 de abril el presidente Nicolás Maduro hizo la autorización oficial a través de un decreto.
Cifras de la Federación Nacional de Agricultores de Venezuela (Fedenaga), el país cuenta con cerca de 300.000 cabezas de ganado para aportar al mercado internacional.
Esta franja lista para exportación no afecta la distribución nacional de la proteína, ya que la producción abastece el 95% del mercado local, por lo que sólo el 5% de la demanda se cubre con importaciones.
El objetivo de Fedenaga es acceder de manera sustentable a los mercados internacionales de comercialización de carnes, posibilidad que puede cristalizarse con el decreto firmado por el Poder Ejecutivo.
En cualquier caso, para que esta iniciativa se lleve a cabo, Venezuela debe cumplir con los protocolos internacionales y entre ellos la certificación de ser un país sin fiebre aftosa.
Mercados internacionales disponibles
Armando Chacín, quien hasta principios de abril estuvo al frente de Fedenaga, explicó que, a nivel estructural, el país cuenta con producción ganadera para abastecer los mercados internacionales.
«Teníamos alrededor de nueve millones de cabezas de animales y hoy hemos apuntado a más de 11 millones de cabezas, entonces vemos que el inventario ha crecido. En consecuencia, podemos exportar sin ningún problema», afirmó el productor ganadero.
Sin embargo, por ahora la producción local no tiene acceso a todos los mercados internacionales.
Indicó que actualmente se puede exportar a países que no exigen certificación de productos libres de enfermedad bucal; Es decir, apunta a los mercados de Medio Oriente, que son aquellos que aceptan carne de países que no cuentan con la certificación que otorga la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMS).
Venezuela es el único país de América Latina que aún no cuenta con esta certificación que lo declara libre de fiebre aftosa, enfermedad que sólo afecta a los animales y no se transmite a los humanos.
En cualquier caso, la fiebre aftosa tiene implicaciones a nivel comercial, porque puede suponer una limitación a la exportación de carne para evitar su propagación a otros territorios.
En noviembre de 2023, Nicolás Maduro anunció que, para centrarse en las importaciones de carne, el país esperaba que la OMS otorgara la certificación obligatoria, algo que cinco meses después no se ha materializado.
Fuentes del Instituto Venezolano de la Leche y la Carne (Invelecar), observatorio que recopila información de gremios dedicados a la producción ganadera, indicaron que ven viable la consolidación de nichos de exportación, pero el país se mantiene fuera de los grandes mercados que potencialmente realizan compras de carne en grandes cantidades, ya sea de ganado vivo o en trozos.
Además, Venezuela competirá con grandes exportadores como Paraguay, Uruguay, Argentina, Brasil y Estados Unidos, países con certificaciones sanitarias vigentes y alta producción de proteínas animales, indica Invelecar.
La batalla contra la fiebre aftosa
El Instituto Nacional de Sanidad Agropecuaria Integral (Isai) reveló a mediados de abril que las jornadas de vacunación contra la fiebre aftosa comenzaron el 1 de mayo y se extenderán hasta el 15 de junio, con una prórroga bajo justificación hasta el 30 de junio.
Sin embargo, Armando Chacín indicó que el proceso de vacunación debe ser un esfuerzo entre ganaderos, gremios y el gobierno nacional, ya que requerirá la inmunización del rebaño por un periodo no menor a tres años y medio, lo que implica una fuerte inversión económica. .
«Se debe vacunar a más del 85% del rebaño nacional y la inversión necesaria es de 0,20 y 0,30 céntimos por animal, en dos periodos al año. Es decir, estamos hablando de seis o siete periodos de vacunación», explicó el criador.
Si se hacen los cálculos, según cifras de Fedenaga, se deben inmunizar 9.350.000 bovinos y la inversión por período sería de 2.805.000 dólares para un total de 19,64 millones en el proceso completo.
Asimismo, el expresidente de Fedenaga precisó que si la tasa de inmunización se mantiene por debajo del 80% de la banda nacional, no se cumplirá el objetivo de obtener la certificación como país sin fiebre aftosa.
«Entonces esto se prolongaría, como lo ha sido desde hace muchos años: algunos productores agrícolas están cumpliendo con el plan de vacunación para mantenerse sin fiebre aftosa, pero no todos lo están cumpliendo», afirmó.
Chacín destacó que las inmunizaciones serán obligatorias para lograr el objetivo.
«Que en seis o siete periodos de vacunación podamos de alguna manera tener el certificado internacional de libre de enfermedad de la boca y que podamos, por supuesto, participar en la venta total de los mercados internacionales», anotó.
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