“El envejecimiento es un proceso extraordinario, en el que te conviertes en la persona que siempre debiste ser”… David Bowie.
«Envejecer es como escalar una montaña. Cuando subes, tus fuerzas disminuyen, pero tu mirada es más libre, y la vista es más amplia y tranquila”… Ingmar Bergman.
“El secreto de una buena vejez no es más que un pacto honesto con la soledad”… Gabriel García Márquez.
Mi 95 cumpleaños casi ha terminado. Gracias por tantas felicitaciones y regalos tan valiosos. Quizás no tengas tiempo para disfrutarlos todos.
Envejecer es muy divertido. Algunos te llaman «viejo de mierda», otros «famoso ejemplo a seguir». Sinceramente, no sé lo que soy realmente.
Pero entiendo que ya me estoy acercando a donde uno va sin regresar.
Quiero decir, estoy en tercera base, así que anotaré con cualquier cosa.
Envejecer equivale a morir en cuotas anuales.
Pero debe ser muy bueno, porque nadie ha vuelto.
Hasta los 60, tienes un cumpleaños. Entonces no lo haces, entonces te haces más y más viejo.
Y cada mes visitas a varios médicos.
Le pregunté a otro anciano:
¿Crees que soy una persona honorable?
Me miró de arriba abajo antes de responderme:
«Lo único que puedes decir es que eres un hombre muy mayor».
¡Qué lindo sería que mis hijos me quisieran como aman a sus hijos!
Hay jóvenes a los que no les gustan los viejos porque quieren morir temprano.
¿Cómo sería este mundo si todas las personas fueran jóvenes?
Es más sublime y cariñoso decir «el viejo» que «el viejo». Los ancianos son como bebés: calvos, sin dientes, con un cochecito para caminar y pañales.
A esta edad, Papá Dios te regala cada día nuevos dolores.
Todo me duele… Sólo una cosa no me duele, pero hace años que no me funciona.
Anteayer me desperté con la mano de Barbarita en mis piernas. Le pregunté: ¿Te despertaste inquieta?
Tu respuesta:
«No hombre, averiguaré si necesitas pañales nuevos».
Me siento bien. En manos de muchos médicos, de todas las especialidades, que me ven a menudo. Sólo queda uno para examinarme… el ginecólogo.
Un horror enorme cuando escuché a Barbarita decir: «Estoy limpiando la casa, porque voy a tirar todo lo viejo».
Mi cuerpo no será enterrado ni incinerado. Quiero ser útil a la humanidad.
He donado este cuerpo dolorido, gracias a los esfuerzos de mi hijo Sergio, a la Facultad de Medicina de la Universidad de Miami para que los estudiantes puedan inventar nuevos medicamentos y descubrir nuevos procedimientos quirúrgicos que prolonguen la vida.
Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso a un lector como tú.