Luis Arráez busca su tercer título de bateo consecutivo. Sin embargo, antes del receso del clásico de mitad de temporada, se ha evidenciado un declive ofensivo para los criollos, pero… ¿es necesario hacer sonar las alarmas por este declive con el madero que atraviesa en el mes de julio?
La realidad es que no es la primera vez que el venezolano cae en un bajón ofensivo en el mes de julio, ya que en los años que se consagró campeón de bateo (2022 y 2023) mostró una línea ofensiva similar a aquella. Se presenta en este 2024 antes del Juego de Estrellas.
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En sus ocho juegos jugados en lo que va del mes, Arráez batea .242 con ocho hits, una impulsada, dos anotadas, en 33 apariciones al plato.
Si bien es cierto que son números que no casan con la capacidad de Arráez para embasarse, vale recordar que en 2022 y 2023, años en que se coronó campeón de bateo, anotó los siguientes números en sus primeros ocho juegos. Mes de julio:
2022
En sus primeros ocho juegos, permitió 15 hits, trajo dos carreras al plato, llegó al plato siete veces con 32 ponches.
2023
Este año, «La Regadera» conectó 11 hits, produjo tres carreras y anotó cuatro veces en 30 visitas a la caja de bateo.
Espectáculo «La Regadera»
Fue notable el aumento exponencial del campo ofensivo del criollo tras el receso del Juego de Estrellas en los años de sus títulos de bateo, pues en 2022 finalizó con 27 hits, dos jonrones, siete impulsadas, 17 anotadas, con promedio de .314 en 22 partidos en el mes de julio.
Por su parte, el año 2023 fue más notable por el enfoque y contacto del infielder venezolano, pues conectó 34 hits, impulsó 12 carreras, anotó siete veces y registró un astronómico promedio de .354 en 24 juegos en el mes emblemático. el parón a mitad de campaña.
Los números de Luis Arráez demuestran la capacidad de ser un bateador de contacto, y si bien está a 21 puntos del liderato de la Liga Nacional (.308), que lidera Christian Yelich (.329), el venezolano tiene las herramientas, el enfoque, la mentalidad y el contacto. para revertir esta caída ofensiva y volver a competir duro por otro título de bateo.