El boxeo profesional venezolano le debe al mundo a un pionero: Simón Chávez “El Pollo de la Palmita”, quien practicó la disciplina con hazañas sin precedentes como pelear en Europa, crear rivalidad y ayudar a profesionalizar el deporte desde su posición de ídolo.
El trigésimo aniversario de su muerte, el 27 de enero de 1994, es un buen motivo para recordarlo una vez más.
Nació el 28 de octubre de 1912 y comenzó su carrera en 1930 mientras trabajaba simultáneamente en una farmacia.
Era una Venezuela en los últimos años de la dictadura de Juan Vicente Gómez cuando la población rural y urbana superaba con creces a la población urbana.
Caracas y Maracaibo fueron las ciudades que iniciaron la actividad profesional en Venezuela, inspiradas en las peleas del argentino Luis Ángel Firpo y del campeón norteamericano de peso pesado Jack Dempsey en la década de 1920.
Las hazañas deportivas, relatadas en la prensa escrita y dramatizadas en la radio, crearon una base de fanáticos deseosos de ver a dos gladiadores dispuestos a demostrar quién era mejor en base al arte de golpear y no ser golpeado.
Los primeros partidos
Primero, los empresarios trajeron boxeadores extranjeros para cautivar a los fanáticos y luego conocer el arte de la Fistiana. Atletas como Chávez, quien en su año de debut ganó las 12 peleas que disputó, allanó el camino para enfrentarse al monarca Enrique Chaffardet por el título nacional de peso pluma, con el que disputaría la primera gran rivalidad entre dos boxeadores venezolanos, que tuvo lugar en el futuro de Antonio Ezparragoza vs Bernardo Piñango, Rafael Oronó y Jóvito Rengifo, entre otros.
Nació «El Pollo…».
Como Simón era un militante del peso pluma, entrenando en un gimnasio ubicado cerca de la esquina de La Palmita, en la parroquia Santa Teresa de Caracas, fue fácil ponerle el apodo que lo inmortalizó en la afición: El Pollo de La Palmita.
El primer partido contra Chaffardet, celebrado el 24 de enero de 1932, acabó en empate.
Honorario de otros tiempos, Chaffardet, descontento con su propia actuación, renuncia al título. Les facilitó reencontrarse dos meses después con el triunfo de «El Pollo de la Palmita» y dejar al público la discusión de quién era el mejor.
Ambos se enfrentaron en cinco ocasiones con dos triunfos para cada uno y el mencionado empate.
La calidad exhibida por Simón animó a sus mentores. Con el aporte económico de dos hijos de Juan Vicente Gómez, el boxeador pudo hacer campaña en Europa, la cual duró un año.
Es bueno recordar que durante muchos años los boxeadores se preparaban menos que ahora y subían al ring a pelear profesionalmente con mucha más frecuencia.
Incluso realizaron giras por regiones como lo hizo años después Sandy Saddler, campeón mundial estadounidense de peso pluma, en América Latina.
Por eso encontramos muchas carreras de 80 e incluso 100 peleas en los registros de los boxeadores del siglo XX.
Rivales del cartel
Chávez regresó a Venezuela y en 1935 libró una de las peleas más famosas de los inicios de este deporte en el país cuando conoció y derrotó al legendario Eligio Sardiñas, mejor conocido como Kid Chocolate.
El cubano fue muy rápido con las manos y se movió con mucha elegancia por el ring, lo que mejoró su defensa. Pero Simón fue el ganador.
Con el paso de los años conoció a otras estrellas como los ex campeones mundiales Freddie Miller, Joe Archibald y Pete Scalzo. Con este último, hubo revancha en el Madison Square Garden y se saldó con victoria de Scalzo, cerrándole la puerta a competir por el campeonato mundial de peso pluma.
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El Madison Square Garden fue escenario de grandes partidos y allí se llevaron a cabo muchos partidos memorables. Chávez fue así el primer venezolano en luchar allí
Al final de su carrera registró 50 victorias, 24 derrotas y un empate.
Al jubilarse se dedicó a la educación física en liceos de Caracas y en 1971 fue incluido en el Salón de la Fama del Deporte Venezolano, junto a otras glorias de la primera promoción de deportistas inmortalizados.