Han pasado ochenta y dos años desde el día en que Grey Zuliana vio a La Chinita coronarse con el oro recolectado a través de la fe de los feligreses zulianos.
A la corona, hecha de 10 kilogramos del metal precioso de 18 quilates, se le añadió plata y piedras preciosas grabadas para construir la cúpula del joyero sobre la estatua tallada de San Saladillo. En aquella época, en 1942, el obispo de Maracaibo, Marcos Sergio Godoy, colocó a la Virgen una corona de 10 kg.
Las joyas de la Reina. “Mi tía Lilia Moros donó unas pulseras para la corona de la Virgen”, dijo Miriam Moros, un hombre saladillerero de 80 años de profundas raíces chiquinquireñas, y muchas como ella. “La tía nos contó que en honor a la Virgen la gente regalaba pequeñas piezas de oro, anillos, aretes, collares, mocootas y pulseras que se fundían y de ahí surgía la corona”, recordó la devota.
El padre Nedward Andrade, rector de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, detalla que las joyas de la reina Morena estaban compuestas por tres piezas: la corona, el peana de la corona y el cetro. “Su anillo inferior mide 27 cm y su parte más ancha es de 43 cm, su altura llega a los 43 cm y tiene 169 piedras preciosas”, anotó el padre Andrade.
La corona está hecha de 169 piedras, entre ellas esmeraldas, rubíes y zafiros; El cetro contiene 124 piedras del mismo tipo y está elaborado en oro de 18 quilates.
Andrade detalla: “La Guardiana de la Corona es, como su nombre lo indica, la corona y está formada por cuatro ángeles plateados que pesan 10 kg cada uno”.
No era reina sin cetro, y La Chinita, al cumplirse 25 años de su coronación, recibió su cetro de manos del cardenal José Humberto Quintero, el 18 de noviembre de 1967. Se trata de una moneda de oro de 75 cm de largo. 123 piedras preciosas con llamativas incrustaciones de esmeralda.
joyero de fe
El oro que recolectaron los devotos fue fundido en un bloque de 10 kilogramos, tallado por el joyero austriaco Alberto Bishoff, quien lo llenó de diamantes falsos, que brillaban a la luz, añadiendo como perfección celestial los serafines y los gigantes que guardan.
Cuando se completó en 1942, costó 250.000 bolívares. En la corona hay una cruz de diamantes y todo el conjunto está sostenido por otros dos ángeles de plata, obra también del joyero.
Don Enairo Villasmil tomó testimonio de Bishoff, quien, responsable de su mantenimiento, fue bautizado por el rebaño como “orfebre de la Virgen”.
Don, durante 41 años, realizó un minucioso mantenimiento del trabajo del joyero y hoy dijo que el trabajo quedaba en manos de cuatro joyeros, cuatro veces al año, en medio de solemne secretismo y tras un pedido religioso a La Chinita, por favor límpielo. el trono, cetro, corona, portacorona y altar del Santo Patrón para su mantenimiento.
Un héroe indiscutible del Olimpo zuliano, que dejó sus genes en la espléndida joya, fue sin duda el sacerdote de la Basílica de entonces, el padre Olegario Villalobos, pero el mayor crédito es de los laicos, pues con su oro está la Virgen. fue coronado.
Joyería
Tras el fallecimiento del Orfebre de la Virgen, quien sirvió por más de 40 años, Enairo Américo Villasmil Sánchez, cuatro hombres continúan la tarea de mantener esa corona radiante para su develación cada mes de noviembre.
Ángel Fuentes fue el encargado de desmontar y restaurar el soporte de la corona, el relicario y ajustar las piezas. Lino Perozo es arquitecto y es responsable del mantenimiento de la “placa”.
Leonardo Lo Iacono es químico, limpia cada pieza hasta dejarla reluciente, y Ronal Morales, sobrino de Enairo, se encarga de limpiar a los ángeles.