Decir que todos los caminos conducen al litio, al referirse a los dos golpes de estado más recientes en Bolivia, uno que logró su objetivo, el derrocamiento del presidente Evo Morales en 2019, y otro que fracasó, el del 26 de junio contra el actual presidente Luis. Arce, no es nada descabellado, ya que muchos analistas señalan a este mineral de tanta importancia estratégica en la actualidad, como uno de los factores clave en el origen de los dos actos sediciosos.
El hecho de que Bolivia tenga actualmente reservas del orden de 23 millones de toneladas y forme parte del llamado «triángulo del litio» con Chile y Argentina, que representa el 75% del total mundial de este mineral, ha convertido a este país en un lugar deseable. territorio que muchas potencias y empresas quieren apoderarse, tanto legalmente como por otras vías no tan legales.
El 8 de marzo de 2023, la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, no ocultó su interés por el problema, acusando a Bolivia de «no invertir, sino extraer litio (… )), la lucha que tienen del litio es muy avanzado y muy agresivo», en su tono no disimulado intervencionista.
Poco después, el presidente Luis Arce afirmó que «el Comando Sur de Estados Unidos, ya tres veces, nos ha enviado el mensaje de que están interesados en el litio boliviano, en nuestras reservas de litio».
Incluso el magnate Elon Musk, dueño del fabricante de autos eléctricos Tesla, cuyas baterías están hechas de este material, respondió a una protesta por el derrocamiento de Evo Morales en 2020 con lo siguiente vía Twitter: «Golpeamos donde queremos, acostúmbrate». él.» No tiene nada de extraño la asociación que mantiene con el presidente ultraderechista de Argentina, Javier Milei, precisamente uno de los países miembros del mencionado triángulo.
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En entrevista concedida al portal ruso Sputnik el jueves 4 de este mes, el presidente Luis Arce reiteró que el fallido intento de golpe de Estado demostró que «los intereses sobre nuestros recursos naturales no han desaparecido, por eso hay que tener cuidado, es a lo que venimos». , «diciendo a las distintas organizaciones populares».
El presidente añadió que hechos como los del 26 de junio demuestran que hay quienes «pueden destruir la democracia para recuperar nuestros recursos naturales y el Gobierno». Destacó que la situación debe analizarse con cautela porque «esto no es una coincidencia».
El analista internacional español Aníbal Garzón, por su parte, en entrevista en Radio Fórmula.mx, aseguró que lo ocurrido la semana pasada, con la toma del Ejército del Palacio Quemado en La Paz, «no es un hecho aislado; «ya hemos visto una huelga similar en 2019.»
Garzón no descartó la implicación del gobierno estadounidense en el golpe:
«Los intereses expansionistas de Estados Unidos se han manifestado en casos como el de Milei en Argentina y Boric en Chile, pero en Bolivia tienen mayor resistencia. Hace tres semanas, en el Foro de San Petersburgo, Luis Arce, presidente de Bolivia, «Se reunió con Vladímir Putin para discutir la cooperación en el tema de las baterías de litio. Tres semanas después se produjo el intento de golpe», afirmó. Añadió que «es una advertencia: Bolivia está en el centro de una disputa geopolítica por sus recursos de litio y sus relaciones internacionales», además de sus intenciones de unirse a los BRICS.
Asociaciones con Rusia y China
La voracidad del mercado influyó en la fallida acción sediciosa del 26 de junio, en opinión del ex embajador de Uruguay en Bolivia, Carlos Flanagan.
«Bolivia fue la economía más fuerte del continente en los últimos años, principalmente por la exportación de gas que permitió una progresiva redistribución del ingreso y sacó a gran parte de la sociedad de la pobreza», declaró tras el fallido intento.
«Esto se debe a la política de soberanía sobre los recursos naturales cuando Evo Morales nacionalizó los campos petroleros. Entonces la nacionalización del litus tiene una importancia económica trascendental», ya que «terminará valiendo más que el petróleo».
«Cuando analizamos las causas de este intento, no podemos evitar pensar en el impacto de factores externos. En 2021, se convocó una licitación internacional para la construcción de plantas de litio. Ganaron una empresa rusa y una china, por lo que las empresas estadounidenses queda afuera y esto obviamente es un factor que hace jugar al imperialismo. Hay una política de desestabilización desde afuera para reabsorber la explotación» de ese mineral, subraya el diplomático.
En 2023, el gobierno de Luis Arce firmó contratos con Qinghai Citic Guoan, una inversión de 857 millones de dólares, y el grupo ruso Uranium One, por 450 millones de dólares, para la explotación del codiciado mineral en Uyuni y Pastos Grandes. El oro parece, el litio sí.
Ese extraño y estratégico objeto de deseo.
Lo llaman «el oro blanco del siglo XXI», un mineral cuyo uso para la fabricación de baterías está presente en objetos casi indispensables como teléfonos móviles y ordenadores, entre otros.
Su principal cualidad es almacenar energía renovable reuniendo alta densidad de carga en un espacio reducido. Fue descubierta por el químico sueco Johan August Arfwedson en 1817. No fue hasta 1990 que causó un gran impacto, cuando la empresa japonesa Sony lanzó al mercado la primera batería recargable de iones de litio.
Asimismo, en medicina, el carbonato de litio es un fármaco que reduce la intensidad y frecuencia de los episodios maníaco-depresivos, por lo que se utiliza para tratar la depresión o la esquizofrenia.
Se extrae de rocas o salinas altas. En Bolivia, el más importante es Uyuni, en Potosí, a 3.670 metros sobre el nivel del mar y con una extensión de 10.582 kilómetros, el desierto de sal más grande del planeta, el «espejo» del mundo.
El Estado Plurinacional de Bolivia también cuenta con el salar de Coipasa, con 2.510 kilómetros cuadrados; la de Empexa, con 400 km2 y la de Pastos Grandes, con 120 km2, que también incrementa sus reservas en toneladas de litio.