No sabes por dónde empezar. O mejor aún, cuál de los torneos de fútbol ver, a cuál prestar atención porque van a ser casi simultáneos.
Uno comienza el 14 de junio y el otro el 20 del mismo mes. Y el 14 de julio se enfrentarán en las dos finales, pero no a tiempo, pero sí para hartazgo de los aficionados de todo el mundo. La FIFA ha querido que el fútbol esté unificado en sus horarios, para que no haya disonancia entre Europa y América, y por eso los dos campeonatos comienzan los mismos días.
Rara vez, o nunca, se ha producido esta coincidencia. Será un buen momento para ver las gracias de Erling Halland y Kylian Mbappé, los goles destacados de Cristiano Ronaldo. Para los europeos la Eurocopa tiene el mismo prestigio y la aceptan con la misma prepotencia que el Mundial; Golpear al prójimo, “culparle” su grandeza no es poca cosa. Existe una profunda rivalidad nacional entre países, lo que parece extraño para los latinoamericanos porque con historias comunes hay pocas diferencias marcadas.
Y también para complacer a la gente con los descansos y las carreras inalcanzables de Vinicius, la fuga de Luis Díaz, la genialidad de Lionel Messi. Los juegos serán buenos y una buena oportunidad para saber dónde está cada uno; como diría Gabriel García Márquez en «Cien años de soledad», para saber «dónde van los clavos y los tornillos». Qué bueno, qué alegría, si se organizara un partido de un continente contra otro. Sería, verdaderamente y como el título de este texto, una verdadera fiesta.
Y para que los aficionados sudamericanos no despierten de su sueño, casi inmediatamente, doce días después de las dos finales, estallarán los Juegos Olímpicos en París y cerca de la Torre Eiffel. Allí, entre «voilá», «peros» y «o la lá», comienza la batalla sin parar por la medalla de oro en el fútbol. Es una pena que no esté Brasil, ganador de las dos últimas medallas de oro en Río de Janeiro y Tokio, pero sí estarán Argentina y Paraguay para defender el nombre de Sudamérica.
Y es curioso cómo cambian los tiempos. Hasta hace unos años, el fútbol olímpico desempeñaba poco papel; Los países del llamado «telón de acero» casi siempre lo ganaban, ya que eran equipos que representaban a sus naciones en el Mundial, a diferencia del resto del mundo, que eran completamente amateurs. No es tan; Aunque sigue siendo un torneo limitado a jugadores de hasta 23 años, ahora se podrá reforzar con tres futbolistas consagrados, sin importar la edad.
Bueno, duro con el fútbol. Hay que estar preparados para mirar de un lado a otro, celebrar un gol y otro, y tener cuidado de festejar a uno de España cuando uno de Argentina fue el autor, y cuando Paraguay es dueño del marcador y levantamos nuestras copas y pensamos que eso ha sucedido. sido uno de Portugal. Qué confusión nos espera dentro de unos días. Qué deliciosa confusión.
Septiembre para Sudamérica
Y por si fuera poco, y para completar el calvario futbolístico, en septiembre Sudamérica tomará la delantera para disputar las eliminatorias mundialistas Canadá-Estados Unidos-México en busca de los seis cupos disponibles.
Después de campeonatos nacionales, ligas europeas, copas regionales y Copa América, los jugadores deben llegar teóricamente agotados, cansados del balón y de sus idas y venidas.
Eso es cierto, pero también es consecuencia de los tiempos que vivimos, donde la competitividad y la lucha son las que marcan el ritmo de los tiempos. Y la proliferación de futbolistas en todos los rincones del mundo es tal que ninguno de ellos puede descuidarse ni tomarse un tiempo de vacaciones: llega otro y le queda a él.
Así es el fútbol actual, que, como la propia sociedad, suele ser implacable.