Los pases de Salomón Rondón cayeron por zona mixta, con la pesada mochila al hombro y su apariencia revela la satisfacción de haber sido él, precisamente el delantero más efectivo en la historia de la selección con 40 goles, quien logró la victoria ante Paraguay. invertido. un penalti en un momento en el que a cualquier otro jugador le tiemblan las piernas y le nublan las ideas ante semejante responsabilidad, nada menos que en el minuto 92 del tiempo añadido.
En su mirada hay también una especie de rabia reprimida, de pasión, ni más ni menos, pues a lo largo de su exitosa carrera se ha subestimado su papel de auténtico nueve.
A sus 36 años, sigue siendo el delantero que más registros aporta en el ataque de Venezuela.
Un tipo imprescindible para todos los técnicos que han entrenado a la selección. Fernando «Bocha» Batista tampoco es indiferente al aporte de Saló. El delantero de River Plate puede resistir el marcaje de los centrales con su fuerza para recibir de espaldas a la portería, bajar el balón y alimentar el ataque de su equipo con un cabezazo a los costados o un pase preciso para prolongar la acción.
Eso lo hizo al inicio del primer tiempo con un centro para Yeferson Soteldo o al borde del segundo tiempo, cuando colocó un centro gourmet en el área para Sergio Córdova que definió desviado.
Ante Paraguay solo tuvo que pelear con Balbuena y Gómez que no le dieron respiro. Pero ahí estaba de nuevo el gladiador de siempre, sacrificado, valiente y solidario. Empujó a los guaraníes a salir para incomodarlos en el primer pase.
Luchó por cada balón. Sacó las marcas para que otros compañeros se metieran al área y castigaran a Paraguay, tal como lo hizo Yangel Herrera, ya que por segundo empate consecutivo, ante el mismo equipo guaraní, el árbitro colombiano Andrés Rojas le quitó un gol debido a una mano que no la cometió el venezolano sino el defensa paraguayo que estaba encima de él.
Y en el tiempo del pequeño, cuando había que demostrar valentía y jerarquía, Salomón tomó el balón y ejecutó sin dudar el penalti que todo el país celebró, incluida la diversa fauna de tuiteros que degradan y acosan al delantero más decisivo. que alguna vez existió. Vestido vinotinto.
Pero Salo camina rápidamente por el pasillo de la zona mixta, lejos de los focos y de las consultas de los medios, en busca de una palabra del difamado héroe vinotinto. En su mochila lleva no sólo su equipamiento sino el peso de un país ansioso por ver al equipo cruzar la línea de clasificación para la Copa 2026 y nadie mejor que él para hacer realidad ese sueño mundialista con su silenciosa furia.