El fútbol es el deporte más popular del mundo, pero también uno de los más desiguales. A pesar de los avances de los últimos años, las mujeres siguen enfrentándose a barreras y discriminación para ejercerlo profesionalmente. Por eso la historia de Deyna Castellanos es tan relevante y admirable. En el casino puedes apostar por ella o cualquier otra jugadora que sigas y admires. Es una futbolista venezolana que ha logrado triunfar a nivel internacional y convertirse en un ejemplo para muchas niñas que sueñan con seguir sus pasos.
Deyna nació el 18 de abril de 1999 en Maracay, ciudad del norte de Venezuela. Desde pequeña demostró su pasión y talento por el fútbol, jugando con su hermano Álvaro y con otros niños de su barrio. A los 5 años fue descubierta por el entrenador Jorge Riera, quien la invitó a formar parte de su equipo Escuela San Ignacio. Allí comenzó a destacarse como goleadora, siendo la máxima goleadora en varias categorías y ganando el campeonato Sub-9 con la selección de Aragua.
En 2011, pasó a jugar con la Universidad Central de Venezuela y ganó la Copa Lima 2011 en Perú. A partir de 2013 continuó su desarrollo en la academia del excapitán de la selección de fútbol de Venezuela, Juan Arango, quien la elogió por su habilidad, potencia y velocidad.
Su carrera despegó cuando fue convocada por la selección venezolana sub-17, con la que ganó dos campeonatos sudamericanos (2013 y 2016) y participó en dos mundiales (2014 y 2016), quedando cuarta en ambas ocasiones. En estos torneos, Deyna demostró su calidad y olfato goleador, anotando 14 goles en Sudamericanos y 11 en Mundiales, siendo el máximo goleador de la historia en estas competiciones. Además, recibió el Balón de Bronce, la Bota de Oro y la Bota de Bronce como galardones individuales. También formó parte del equipo que ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Nanjing 2014.
En 2016, Deyna recibió una beca para estudiar periodismo y jugar fútbol en la Universidad Estatal de Florida en Estados Unidos. Allí continuó su formación académica y deportiva, ganando el Campeonato Nacional Universitario en 2018 y anotando 48 goles en 82 partidos con los Florida State Seminoles.
En 2020 da el salto al fútbol profesional fichando por el Atlético de Madrid, uno de los clubes más importantes de España y Europa. Con el conjunto rojiblanco disputó 58 partidos y marcó 23 goles, y fue pieza clave para conseguir el segundo puesto liguero en 2021 y la clasificación para la Champions Femenina.
En 2022 se mudó a Inglaterra para jugar en el Manchester City, otro de los grandes del continente. Debutó con la selección inglesa con un gol en la Champions League ante Tomaris-Turan de Kazajstán y se convirtió en una de las líderes del equipo dirigido por Gareth Taylor.
A nivel de selecciones mayores, Deyna debutó con Venezuela en 2014, y desde entonces ha disputado 31 partidos y marcado 16 goles, y es una de las líderes de la selección que busca clasificar por primera vez a un Mundial importante.
Deyna Castellanos no solo es una futbolista excepcional, sino también una mujer comprometida con la igualdad y el empoderamiento femenino. En 2017 fue nominada a los premios The Best y Puskás de la FIFA, quedando tercera en ambos. Fue la primera mujer en estar entre los finalistas de estos premios, que suelen estar dominados por hombres. Además, es embajadora de FIFA y ONU Mujeres, y participa en campañas y eventos para promover el fútbol femenino y los derechos de las niñas.
Deyna Castellanos es una figura inspiradora para el fútbol venezolano y mundial. Su trayectoria demuestra que con esfuerzo, dedicación y pasión se pueden alcanzar las más altas metas. Su ejemplo anima a muchas niñas a practicar el deporte que aman y a luchar por sus sueños.
Pero el fútbol femenino aún tiene que afrontar muchos retos para conseguir la igualdad con el masculino. Uno de ellos es la desigualdad salarial, que refleja la brecha que existe en el mercado laboral en general. Según el Parlamento Europeo, las mujeres que trabajan en la UE ganan de media un 16 % menos por hora que los hombres. En el deporte, esta diferencia es aún mayor. En 2018, el salario de 40 millones de dólares de Neymar equivalía al salario anual de 1.693 mujeres en las principales ligas de fútbol femenino.
Otro obstáculo es el prejuicio que aún persiste sobre el fútbol femenino, como que es menos atractivo, menos competitivo o menos rentable que el fútbol masculino. Estos prejuicios afectan a la visibilidad, patrocinio y apoyo que reciben los futbolistas, así como a su reconocimiento social y profesional. Muchas veces las mujeres tienen que lidiar con comentarios machistas, sexistas o discriminatorios que cuestionan su capacidad o derecho para jugar al fútbol.
Por eso, es importante que existan figuras exitosas como Deyna Castellanos que representen e inspiren a las niñas que quieren practicar este deporte. También es necesario seguir trabajando en la mejora de las condiciones laborales, económicas y sociales de las futbolistas, así como promover el fútbol femenino como una actividad tan válida, digna y apasionante como la masculina.