La emergencia hídrica rige este martes en Uruguay, afectado por tres años de sequía y cuando el agua corriente que sale de los grifos de esta capital es potable, aunque no pueda, lo que preocupa a la ciudadanía, ha dicho Prensa Latina.
El Gobierno decretó la emergencia cuando la presa de San Severino, principal fuente de abastecimiento de la ciudad, alcanza los tres millones de metros cúbicos de agua, su mínimo histórico, con una capacidad de más de 60 millones de metros cúbicos.
Durante una conferencia de prensa, el presidente Luis Lacalle Pou anunció que en un mes estará lista una represa que conectará los ríos San José y Santa Lucía para abastecer a cerca de dos millones de personas.
Se trata de obras en las que se invierten unos 20 millones de dólares, parte de los cuales se destinarán a importar tuberías de Brasil.
El gobernador también adelantó la exención de impuestos sobre el agua embotellada.
Dijo que los técnicos del Ministerio de Salud Pública evaluarán en los próximos días cuánto más cloro y sodio se le puede agregar al agua corriente, que la administración de Obras Sanitarias del Estado mezcla con la que se toma del Río de la Plata. .
Lacalle Pou advirtió que «seguramente «las cifras subirán», con lo que se pretende mantener el suministro actual, aunque sea en detrimento de la calidad del agua.
Fuentes de la OSE consideran que si no llueve, y con los niveles actuales de cloruro y sodio, la reserva de San Severino durará 30 días.
La víspera, durante un acto por el natalicio del héroe nacional, José Artigas, en la ciudad de Sauce, el presidente Lacalle Pou fue recibido por manifestantes que pedían «agua para el pueblo» y consideraban en manifiestos y gritos que la crisis del agua es producto del saqueo de las medidas neoliberales.