En el Mar Báltico, el mismo lugar donde volaron los gasoductos rusos Nord Stream 1 y 2, se cortó un cable submarino que conecta mediante fibra óptica Alemania, Finlandia, Lituania y Suecia. Según las autoridades de estos países, el cable fue cortado deliberadamente y, contrariamente a las intenciones intencionadas de los gasoductos rusos, en esta ocasión se comprometieron a investigar las responsabilidades.
El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, dijo que no es creíble que estos cables hayan sido afectados accidentalmente. «No creo en la teoría de que fueron los anclajes los que accidentalmente causaron daños a estos cables. Consideramos, sin saber exactamente quién lo hizo, que fue una acción híbrida. Y también debemos suponer, sin saber con certeza, que Esto es un sabotaje», afirmó el funcionario alemán.
Varios ministros de Asuntos Exteriores europeos declararon conjuntamente que el evento podría tratarse de «la escalada de las actividades de Moscú contra los países de la OTAN». Y aunque no han presentado pruebas en sus acusaciones, se alegran de acusar a Rusia de ser la agresora en medio de la creciente escalada de los países de la OTAN contra la potencia euroasiática.
En un lapso de 48 horas, dos cables submarinos fueron afectados en la región del Mar Báltico, justo en la frontera marítima entre Lituania y Suecia, provocando la interrupción parcial de los servicios de Internet entre los países mencionados.
Los cuatro países han iniciado investigaciones al respecto. Berlín y la policía sueca ya aceptan como un hecho la hipótesis de «sabotaje» en estas acciones, en medio de la creciente tensión, provocada por Occidente, entre los países de la OTAN y Rusia.