La imagen multiplicada lo ha cambiado todo. La difusión de vídeos y medios alternativos y digitales ha cambiado posiciones históricas relacionadas con las formas de juego, con costumbres muy arraigadas. Ahora, y a causa del cuadro, todo se ha mezclado, confuso, y no se sabe si es para bien o para mal.
Entonces, veamos el resultado, la versión venezolana, del sorteo de la Copa América 2024, en Estados Unidos. Ecuador abrirá el telón y luego chocará con México y la siempre enigmática Jamaica.
Algunos han visto esta zona como la mejor posible para la Vinotinto, la más accesible porque no tiene que lidiar con Uruguay, Argentina o Brasil, los gigantes de la región, y ese argumento les da la razón. Está bien, pero también hay otras cosas a considerar que tienen que ver, como decíamos al principio de esta columna, con la imagen…
¿Quién dice que Ecuador será un rival cómodo? Los ecuatorianos, con su forma de jugar donde combinan su fuerza física con la manera «europea» de no dejar jugar al rival, acosando la pelota, serán un obstáculo a superar, «difícil de morir», como titula aquel ciclo de cine.
Luego llegarán los mexicanos, erguidos, aparentemente duros pero inteligentes en sus planteamientos, muy aztecas y muy europeos a la vez, decididos en la búsqueda del resultado. Ahora viven, tras años de oscurantismo, están en transición y cultivan nuevos valores para revivir los días felices de los años 80 y 90, los tiempos de Hugo Sánchez.
Mientras todo esto sucede, estará Jamaica, un fútbol que siempre ha sido difícil para los venezolanos. Su estilo poco ortodoxo, a veces caótico y alocado, suele enredar los partidos y rodear de incertidumbre los resultados…
Será, por tanto, una llave poco clara, donde ninguno de los equipos destaca con claridad, y donde la Vinotinto tendrá que luchar hasta el cansancio para quedar entre los dos primeros y pasar a la batalla de cuartos de final. Así vemos las cosas desde lejos. Habrá que esperar a noticias más concretas, a que se disipe el humo para ver por dónde van los clavos y tornillos.
Ah, por cierto: ¿por qué las zonas difíciles o enredadas todavía se llaman «grupos de la muerte»? ¿No sería mucho mejor, y acorde con lo que se juega al ser deporte, llamarlos ‘grupos de vida’? Porque el fútbol y sus rivalidades son eso, vida, amistad, abrazos. Sí, nos gusta más y parece más acorde con el juego. Grupos de vida, sí señor.
Te veo allí.