Siempre se oye hablar de la contradicción irreconciliable entre Real Madrid y Barcelona, de la furia irreconciliable desatada por Boca Juniors y River Plate, de la violencia del huracán que separa Flamengo-Fluminense, del fuego insaciable entre Millonarios y Santa Fe. La televisión habla de estos enfrentamientos como si en ellos se hubiera perdido la vida, rara vez recordando la rivalidad ancestral entre Táchira y Caracas.
Pero no hablamos del resentimiento de la provincia contra la capital, cada día más apagado, casi perdido en la noche de los tiempos, sino del enfrentamiento en las canchas de fútbol entre los equipos representativos de dos partes del vasto país. . Los Gochos y los capitalinos revivirán mañana, en el amistoso San Cristóbal, mirándose de frente con rabia, en el entendido de que hablamos metafóricamente, en busca de un título nacional como hoy, deslumbrados por el reflejo de los éxitos de la Vinotinto – equipo, adquiere un color especial y único para demostrar que el fútbol nacional también tiene mucho que decir…
En San Cristóbal, pueblo donde parece haber tenido su cuna el fútbol, la gente se había mudado desde Pueblo Nuevo para apoyar a su equipo favorito; No estaban ni cerca de vincularse ni de seguir los partidos, porque ¿para qué? Sin embargo, y al igual que los hijos pródigos, han regresado en gran número para subir al cerro y subir al escenario, su amor por el equipo ha renacido y mañana volarán el cemento del estadio para animar a sus jugadores y decirles que somos parte de una familia, de una pequeña patria andina, pero también para cantarle a Venezuela y a toda Sudamérica que siempre es bueno mirar hacia adentro porque bien vale la pena…
Al frente están Eduardo Saragó y Leonardo González, directores técnicos y excombatientes. Será una batalla de estrategias y una batalla silenciosa para descubrir quién es el más inteligente de los dos. Por una vez, la afición venezolana dejará de lado su interés por los vaivenes de la Vinotinto y por el fútbol europeo para despertar y vivir la grandeza del Táchira-Caracas, y admirar a los jugadores que van surgiendo, poniendo todo su empeño en llegar a serlo. Considerando..
Será un buen sábado para seguir el partido, un buen domingo para comentar los detalles de las acciones, y luego, el lunes con la última resaca, volver a la vida cotidiana. Al fin y al cabo, Táchira-Caracas será sólo un partido de fútbol, no un motivo para revivir la batalla ancestral entre la provincia y la metrópoli.
Te veo allí.