En la línea del After Hours de Avelino Pozo
Poco después de que a los puertorriqueños se les concediera la ciudadanía estadounidense en 1917, comenzaron a inmigrar o migrar desde la isla de Puerto Rico al barrio del Alto Manhattan de Nueva York, que más tarde se conocería como «Harlem español».
Si bien era un destino turístico de visita obligada para los estadounidenses y el mercado musical era enorme y muy popular a partir de las décadas de 1940 y 1950, haría lo mismo desde la isla de Cuba.
En la década de 1930, la música afrocubana y afropuertorriqueña se combinaron para afianzarse en la ciudad, dando origen a ritmos como el mambo, el boogalo, la salsa y el jazz latino. La afluencia de cubanos y puertorriqueños jugó un papel importante en el desarrollo de la música afrolatina en la ciudad de Nueva York.
En esta colección de perfiles y ensayos, Max Salazar y su libro Mambo King Down; También el estadounidense John Storm Roberts y su libro «El Toque Latino» junto a Salazar sumaron las experiencias en las que estos historiadores de la música latina jugaron un papel muy importante.
Fue uno de los cronistas musicales más destacados de los Estados Unidos, contando la historia de la música y la gloria de los músicos que la hicieron posible y tradujeron la música afrocaribeña que disfrutamos hoy, incluidos talentos como el cubano José. Curbelo, Fran Grillo Machito, Mario Bauzá; por otro lado Tito Puente, Tito Rodriguez, los hermanos Charlie y Eddie Palmieri, Héctor Lavoe, Cortijo e Ismael Rivera, Pete Bonet, Louie Ramirez y muchos otros.
Pero dentro de estas historias musicales escondidas, cabe destacar la figura de un espacio muy sorprendente para las nuevas generaciones.
Era un local nocturno que se abría al público cuando los grandes clubes de la época como The Bird Land, El Corso, House of Tipico Sound cerraban a las 4 de la madrugada; La antigua Copacabana, Village Gate, El Caravana, regentada por Ralph Mercado, brilló desde los años sesenta y setenta del pasado siglo XX.
A mediados de la década de 1970, una empresa conocida como The After Hours, propiedad del cubano Avelino Pozo, estaba ubicada entre la calle 102 de Manhattan, contiguo al East Spanish Harlem. Tuve la oportunidad de conocerlo allí gracias a un congrio neoyorquino llamado Eddie Montalvo, quien me habló de la popularidad del lugar.
Era septiembre de 1979. No hubo ningún trámite para ingresar, hubo presentaciones de Típica 73 o Típica Nobel, Tito Puente y otros grupos con vocalistas famosos que se dieron cita en el famoso negocio de Pozo. Era una visita obligada para muchos músicos y orquestas de la época.
Es en la canción Vo So de Héctor Lavoe en su LP LO MATO que cumple 50 años después de grabar esta obra maestra clásica de la salsa en Nueva York. Publicado por Fania Records el jueves 19 de julio de 1973, durante el apogeo de la salsa.
Fue la octava producción del legendario dúo Willie Colón & Héctor Lavoe, la cuarta en alcanzar el estatus de Disco de Oro.
Fue grabado durante dos sesiones donde se obtuvo material para combinar dos producciones diferentes: «Lo Mato» y «Asalto Navideño» Volumen II, este último fue lanzado en noviembre de ese año. Acompañado por la Orquesta Willie Colón.
Allí, Lavoe Avelino popularizó el incipiente spot de Pozo, como decía uno de sus anuncios: “Anoche te invité al ‘asteragua’ de Pozo como timbalero y ex-cantante de Joe Cuba; En la canción «Salchicha con Huevo», Jimmy Sabater invitó a una niña al famoso e icónico restaurante Pozo.
Asimismo, Willy Colón mencionó al empresario Pozo en su canción Pedro Navaja, llamando a su amigo Avelino, «Avelino, Avelino», quien era más que el cubano Avelino Pozo.
Gerente de grupos de música en Nueva York. De la década de los setenta, del pasado siglo XX. Así se dio a conocer al cubano Pozo y su emblemático negocio After Hours.
Armando Gruber Bolívar