Quedan pocas semanas para el 28 de julio y los candidatos redoblan esfuerzos para convencer a la ciudadanía de que son la opción ideal para estar al frente del Ejecutivo. Una de las piezas clave para conseguir este objetivo son los lemas, que pretenden resumir en una frase o frase, con el menor número de palabras, el mensaje de cada candidato. Debe ser breve, directo y significativo para que sea memorable.
Según Mariana Bacalao, especialista en opinión pública y comunicación política, el lema debe encarnar al candidato y a la campaña «como un traje a medida». Por tanto, debe ser muy personal y generar credibilidad, porque favorece la persuasión y, en definitiva, el acto de acudir a votar.
Sin embargo, el experto detecta un defecto fundamental en los eslóganes de los candidatos presidenciales independientes. «Es obvio que el deseo de cambio que impregna el camino ha sido leído atentamente por estos otros candidatos y sus respectivos equipos de comunicación. Su gran problema no está en el eslogan, sino en que no son creíbles. Por tanto, y sus promesas no «No generan confianza y encarnan lo contrario de los valores democráticos y de libertad que demandan los ciudadanos», explica.
En este sentido coincide Ismael Pérez Vigil, asesor político y exintegrante de la Comisión Nacional de Primarias. En su opinión, estos candidatos intentan ser la expresión de la «esperanza» que tiene el país en estas elecciones, pero carecen de un objetivo preciso de campaña.
«Enrique Márquez indica lo que todos quieren, que «ha llegado el momento» y apela, quizá conscientemente, a uno de los lemas La campaña más exitosa que hubo, la de Rafael Caldera en 1968: «El Cambio Va», con la que Caldera logró captar el cansancio o descontento del país, luego de dos gobiernos de Acción Democrática y aprovechó la situación de división. del país. esa fiesta Benjamín Rausseo, con su ‘pasar página’, pretende superar las disputas de un país polarizado, en lugar de ir en busca del voto más popular, como se esperaba de su candidatura. José Brito apela a una especie de sorpresa y centra el mensaje en sí mismo, como oportunidad, como «Plan B». ¿Se entenderá cuál es el Plan A? Realmente lo dudo. Javier Bertucci tiene un mensaje vago y difuso, en el que se presenta como esa esperanza”, detalla.
Respecto al lema de Luis Eduardo Martínez, el especialista considera que el candidato se presenta como la alternativa a la polarización y una alternativa de «paz», con un mensaje que intenta capitalizar el miedo de muchas personas que temen una campaña violenta. Antonio Ecarri, por su parte, pretende mostrarse como la verdadera opción por una «nueva Venezuela», nueva respecto del presente y del pasado. De igual forma, el mensaje de Daniel Ceballos es el mismo que el del resto de abanderados independientes, pero intenta aterrizar en un blanco un tanto difuso: nuestro pueblo.
Proximidad a los votantes y cambio para todos
La Plataforma Unitaria también apoya la esperanza de cambio, con la diferencia de que su mensaje es más creíble que el de las otras normas, ya que los electores pueden sentirse identificados con los obstáculos que pasa la candidatura de la oposición.
Además, la rima del nombre del candidato a la presidencia unitaria se utiliza para reafirmar la idea de que el cambio será para el colectivo y no para un grupo determinado. «Es un eslogan que está en boca de toda persona que apoya algo, un equipo de béisbol, un caballo del 5 y 6… o un candidato presidencial. Y, por supuesto, les reafirma a sus seguidores que «lo hará». «Ganar». Los dos mensajes reflejan una continuidad: a los míos y a todos los demás, tenemos que ganar, porque yo soy Edmundo para todos», dice Pérez Vigil.
Para el consejo político, Nicolás Maduro también intenta presentarse como un candidato de esperanza, a pesar de que esto implica un reconocimiento de que la ciudadanía no está contenta con la situación actual, por las decisiones que ha tomado.
«Uno de los grandes desafíos que tiene que enfrentar el gobierno y sus partidos políticos afiliados es que han perdido la capacidad de generar esperanza, porque la gente ya no cree que trabajar por el bienestar de la población sea su prioridad ni su objetivo. ante la inmensa complejidad de la crisis que atraviesa el país, el colapso de los servicios públicos, el valor de los salarios, la vulneración de los derechos más básicos de los ciudadanos y toda la lista de ausencias que genera un Estado que funciona. como partido único y desde una lógica autoritaria», afirma Bacalao.
Además de apelar a la esperanza, el gobierno venezolano ha aprovechado términos populares, como llamar a Nicolás Maduro «gallo pinto», para hacer parecer a su candidato un buen personaje, con sentido de humor, cercano.
Una estrategia que, ante todo, resulta contradictoria, ya que “la esperanza en el camino” es señal de buscar la armonía, mientras que en las peleas de gallos no hay consideración hacia el oponente. Es una imagen de agresividad que no se corresponde con la realidad, según Bacalao.
Valentina Gil/Guachimán Electoral
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