La Futveligaen tuvo un final cinematográfico. Los miles de aficionados que acudieron al Templo Sagrado de San Cristóbal para apoyar como nunca a su querido equipo, con 37 mil personas agotando el aforo del estadio, vivieron el triunfo que soñaron durante el largo campeonato.
No hubo equipo más merecedor de ganar el trofeo que este equipo tachirense, que recuperó la esencia del juego a ras de suelo, el gusto por la posesión y circulación del balón, el toque, la triangulación, el dominio por el volumen y la creatividad, dirigido magistralmente por el Caracas. entrenador Eduardo Saragó.
El Táchira fue el equipo más entregado en la ronda regular donde finalizó en lo más alto y confirmó su dominio en la eliminatoria de casa para avanzar al partido final en otro gran clásico ante el valiente Caracas de la kinder de Leo González.
Pero no fueron sólo los puntos obtenidos y sólo las estadísticas del equipo de Saragó las que confirmaron la adecuación. Es cierto que este Táchira fue el que menos goles anotó (17) y el segundo máximo goleador del tiempo ordinario (47) sin tener en sus filas a un verdadero killer en el área.
Una constancia que se extendió hasta los playoffs, que también dominaron con 12 puntos, 8 goles a favor y 3 en contra, que les permitieron llegar al duelo decisivo, donde sumaron, con más sufrimiento del esperado, el décimo de la estrella del equipo. camisa. y el récord absoluto de 29 partidos invicto en la Liga Futve.
La verdad del equipo de Saragó estaba en su reloj. Logró la perfección en el fondo de la cancha con el infranqueable mecanismo que lo compone el argentino Gonzalo Mottes, una atalaya para cortar los caminos altos y bajos que el sábado hizo desaparecer a Saúl Guarirapa; la velocidad del panameño Jiovany Ramos, que se cansó de anticipar y anuló al ghanés Ade Oguns; y José Marrufos omnipresente para robar y jugar.
La especie de líbero y dos tapones complementados por Teto Hernández y Yaniel Hernández como laterales se convirtieron en una muralla china, un campo minado, que, para disgusto de los rivales, también enfrentó la intuición, la seguridad y la velocidad de Alejandro Araque bajo el arco para negar. el peligro, cuando todo parecía perdido.
Pero el gran logro de Saragó fue devolverle al fútbol tachirense la generosidad del fútbol de toque y combinación en el mágico cuadro que conforman Maurice Cova, el mejor jugador de la temporada, Gonzalo Ritacco, Esly García y Yerson Chacón. Sin embargo, fue una pena que en el último partido Saragó mostrara la versión más tacaña del Táchira al elegir jugadores más poderosos que creativos para reprimir al Caracas, manteniendo a Ritacco y Esli en el banquillo.
No fue el partido más claro para el conjunto rojinegro, pues Chacón estuvo muy solo en el medio del campo, le faltaron compañeros para triangular, pero apeló a su gran calidad técnica templando el pase de gol a espaldas de Luis Casiani. que Jean Franco Castillo desató los festejos con un gol (m. 84) que pareció sellar la conquista del título.
Sólo la prórroga siempre parece conspirar contra los planes de Saragó. La pesadilla que vivió el Caracas, con el gol de Wilker Ángel (90+3) para igualar 2-2 y darle al Táchira el título del torneo Clausura 2015, pareció repetirse con el inesperado gol de Bryant Ortega (90+1), en un juego de pelota estancada que el Táchira defendió con indiferencia.
La quinta eliminatoria del año en el clásico no pudo tener un final más dramático. El caos de Leo finalmente fue consumido por los nervios. La expulsión de Manuel Sulbarán condenó emocionalmente al equipo rojo, cuando mejor jugaba. Táchira hizo uso de la máxima jerarquía de sus cobradores para ganar por penales y poner fin a su admirable campaña.
Leos Caracas peleó con los niños hasta el último minuto
La derrota en la gran final de la Liga Futven que sufrió el Caracas FC no desmerece ni un ápice el magnífico trabajo realizado por el cuerpo técnico de Leo González.
El técnico montañés se hizo cargo de un equipo de fútbol que se encontraba anímica y anímicamente desmoronado por la pésima campaña vivida la temporada pasada. Leo tuvo que adaptarse al presupuesto reducido y a la política de promoción del talento formado en las categorías inferiores del club para construir un equipo competitivo.
El fichaje más resonante en el ataque, el regreso del «Colorado» Fernando Aristeguieta, terminó en el drama de la nueva lesión del máximo ídolo de la afición capitalina y su posterior retiro de las canchas.
Leo convirtió a Bryant Ortega en uno de los mediocampistas más importantes del torneo, tuvo el coraje de arriesgarlo todo en defensa con chicos como Blainneider, que sustituyó nada menos que a Rubert Quijada en la final, y los chicos sacaron adelante al equipo, como Guarirapa y Oguns. entró en un agujero negro. Nadie puede negar este coraje caraqueño de luchar por el título hasta el último minuto
Akram deja atrás una liga que revivió desde cero y superó la crisis global
La mezquindad que suele habitar en el fútbol venezolano y en la vida no puede referir el trabajo realizado por el expresidente de la Liga Futve, Akram Almatni, para resucitar el campeonato de las cenizas y despedirse de su trabajo con esta inmejorable puesta en escena de la final que se celebró. experimentado. en Pueblo Nuevo, con el estadio lleno y el país entero esperando la resolución de esta nueva batalla, cada vez más memorable, entre Caracas y Táchira.
Almatni y su equipo, formado por sus compañeros Manuel De Oliveira, como director general, y Juan Sifontes, encargado de comunicación, entre otros, fueron los encargados de sacar adelante una liga que se vino abajo por el desastre de la pandemia de la covid. – 19.
De un torneo sin espectadores en los estadios, con equipos llenos de deudas por la crisis económica mundial y la perversidad del bloqueo contra nuestro país, la dirección de Almatni tuvo que tragar saliva, afrontar un panorama desolador y lleno de adversidades, para regatear hasta la dorada la final en Pueblo Nuevo. La nueva directiva de la liga llega con los asuntos hechos y la casa en orden.