Tenía 18 años la primera vez que le permitieron vestirse profesionalmente en la LVBP, y sólo por su apellido ya existían muchos prejuicios sobre él. Tuvo que aprender a silenciar a la grada y con su talento natural para el juego se dedicó a deconstruir esa sospecha. Mucho ha cambiado desde entonces. Ahora su nombre, José Alberto Martínez, está liderado por un único premio, el MVP.
El popular «Cafecito» Martínez cumplió su temporada número 14 en el circuito venezolano, emergiendo como el más valioso en una caída que reunió a grandes prospectos, reconocimientos en Grandes Ligas e importaciones destacadas. Terminó con el cuarto mejor promedio del circuito, bateando .346, pero -para ser honesto- no hay estadística que mida lo que aportó a Tigres de Aragua.
Se reportó en los 55 partidos que disputó el equipo, incluso en días en los que el dolor y el cansancio físico no les permitieron ir bien. Fue, como siempre, increíblemente resistente, por eso recibe el MVP como una bendición divina.
«Este premio es el mejor de mi carrera… Es la recompensa a tanto sacrificio, a tanta dedicación y a tantas cosas que han pasado, todas las lesiones, todos los no que me dieron y todos los escalones que tuve que subir». sé el jugador. Soy yo.» dijo emocionado.
«Esta es la recompensa que Dios envió por todo esto y lo asumo con bastante responsabilidad», añadió el guardabosques, que hoy tiene 35 años.
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A pesar de repetir en la final y saber todas las ventajas que tenía, «Cafecito» admitió que ganar lo sorprendió y todavía le cuesta explicar con palabras lo que sintió en ese momento.
«Hubo muchos sentimientos que todavía no puedo describir ahora mismo… Pero eso es lo bonito de cuando te esfuerzas y trabajas duro por una meta, te dedicas tanto que en realidad ni te imaginas qué premio puedes ganar o qué satisfacción puedes obtener al final.
«Creo que la clave es disfrutar el juego, divertirse. Pienso en el béisbol que jugaba con mis hermanos cuando tenía 13, 14 años, eso fue lo que me enamoró de este deporte», admitió.
Un año inolvidable y nuevas promesas en el horizonte
En definitiva, el premio fue la guinda de una temporada verdaderamente especial, en la que superó la marca de los 500 hits y dejó la huella de su padre Carlos «Café» Martínez, quien en 15 años con los Tiburones logró 492 hits.
El «Cafecito» ya no necesita apagar las gradas, solo hay elogios por su calidad de juego y el apoyo de una afición que tiene dibujado en el horizonte su próximo gol.
“Estoy increíblemente agradecido con Tigres de Aragua. Firmé en Maracay así que creo que Dios siempre tuvo esa señal para mí, es mi segundo hogar, tienen una base de fans que ha sido increíblemente amorosa conmigo. Mi próximo objetivo es darles la alegría de un título”, afirmó con firmeza.